Una curiosa historia se conoció en los últimos días en Estados Unidos, luego de que una mujer de Virginia Occidental despertara de un coma de dos años e identificara a su hermano como la persona que quiso quitarle la vida.

De acuerdo con lo dicho a CNN por el alguacil del condado de Jackson, Ross Mellinger, la víctima, identificada como Wanda Palmer, de 51 años, señaló a su propio hermano de atacarla en su residencia en junio de 2020.

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Incluso, el oficial señala que en su momento las autoridades dieron a Palmer por “muerta”, luego de encontrarla en un sofá con “heridas graves causadas por lo que parecía ser un machete o un hacha”. Sin embargo, se dieron cuenta de que estaba viva y respiraba con dificultad por lo que la llevaron a un centro médico.

El medio agrega que, después de lo ocurrido, un testigo dijo haber visto en un Porsche al hermano de Palmer, Daniel, antes de que la hallaran herida. Pese a esto, la policía nunca pudo presentar cargos puesto que no se tenían las suficientes pruebas.

Sin embargo, Mellinger contó a CNN que dos años después todo dio un giro inesperado al haber recibido una llamada de un hospital en la que decían que Palmer quería hablar con las autoridades. De hecho, la mujer solo respondió preguntas de sí o no, pero fueron suficientes para arrestar a su hermano.

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Daniel Palmer, de 55 años, fue arrestado el pasado viernes y acusado de intento de asesinato y lesiones maliciosas. El alguacil del condado de Jackson reveló que fue procesado y evaluado con una fianza de 500.000 dólares (más de 2.162 millones de pesos a cambio de hoy).

“Las claves de todo el asunto estaban en la propia víctima y con ella incapaz de comunicarse nos quedamos sin nada. Ahora, dos años más tarde, ‘boom’, ella está despierta y puede decirnos exactamente lo que sucedió”, dijo el mismo Mellinger a Metro News.

Además, agregó: “Teníamos una pequeña idea de lo que sucedió, pero el problema era que no teníamos nada con lo que continuar. No hubo testigos presenciales, nadie vivía en la casa, ni imágenes de vigilancia, ni registros de teléfonos celulares. Prácticamente no había nada para avanzar”.