La joven, que trabajaba en una tienda de sándwiches, llamó a su jefe para pedirle el día libre, argumentando que estaba “demasiado devastada y físicamente enferma” como para trabajar, según le contó ella a Daily Mail.

El turno de la escocesa empezaba a las 3 de la tarde, y ella se comunicó con su ahora exjefe hacia las 10 de la mañana, cuando perdió a Milly. El hombre le respondió que debía conseguir una persona que la reemplazara, o, de lo contrario, “se enfrentaría a medidas disciplinarias”, indicó el diario británico.

Ella le contó al medio que, en vez de mostrarle “la compasión y la simpatía establecidas en el contrato”, su jefe le envió “una serie de desagradables mensajes” en los que le decía que debía cubrir su turno porque “no se permitía el tiempo de duelo para mascotas”.

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De acuerdo con su relato al mismo rotativo, Emma no pudo conseguir a una persona que la cubriera, así que su jefe le manifestó que no era necesario que ella fuera el resto de la semana y luego le envió un correo en el que la despedía por  supuesta “conducta inapropiada”.

La joven, para quien su perrra tenía la misma “importancia que un miembro humano de la familia”, ahora busca cambiar la ley en su ciudad para que las empresas reconozcan el duelo de una persona por su mascota. Ella, según Daily Mail, quiere que las compañías “les den a las personas el tiempo que necesitan para llorar, sin preocuparse de perder sus trabajos”.