Se trata de Adam Weinberg, de 26 años, que tuvo que ser rescatado por varios amigos que lo acompañaban en una fiesta clandestina, pues, en su aproximación sexual a la estructura de metal, quedó enredado.
Se puede decir, literalmente, que fue un acto muy ardiente: Weinberg recibió una descarga de 220 voltios y 13 amperios que inicialmente le hicieron estremecer todo el cuerpo…
El costo de confundir la valla con una mujer fue muy alto. Sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en la parte inferior del abdomen y los genitales, y además tuvieron que extraerle uno de sus testículos.
“Al principio, la electricidad que pasaba a través de mí, era como el mayor orgasmo que jamás haya tenido. Sentí que mis bolas explotarían, fue entonces cuando sentí la horrible sensación de ardor y el olor a carne quemada “, reveló al portal World News Daily.
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