La evidencia arqueológica demuestra que alrededor del 3000 A.C. los hombres que habitaban lo que hoy es el norte y centro de Europa ataban huesos de animales a sus pies para transportar alimentos cuando la temperatura disminuía y los lagos y arroyos se convertían en hielo.

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Pero tuvieron que pasar casi 4800 años para que esos huesos evolucionaran a lo que hoy conocemos como patines, cuando el belga Joseph Merlin los presentó en Londres en 1770. Luego, en 1876, se abrió en París el primer Centro de Patinaje como actividad de moda y recreo para la aristocracia, y no fue hasta 1924 que se institucionalizó como deporte en Suiza. Así, lo que en principio se usó por frío y necesidad, y luego por diversión, hoy tiene que ver la destreza y la competencia. Y las grandes glorias de esta disciplina en el mundo resulta que son, muchas de ellas, colombianas.

El Bambino de Oro

Los aplausos de cuatro mil aficionados resonaban en el patinódromo de Cassano D’Adda, en la Lombardía italiana. Milán era la sede del campeonato mundial de ruta de 1988. Los europeos contemplaban boquiabiertos el espectáculo que esa mañana del 2 de septiembre daba en la pista de carreras el antioqueño Guillermo León Botero, el corredor más joven de la competencia.

Apenas unos minutos antes, el deportista no había llegado a la línea de salida. Los espectadores y patinadores aguardaban el inicio de la competencia de los 1.500 metros. La prueba se había retrasado porque, según explicaba uno de los jueces, el ‘fotofinish’, indispensable para determinar los ganadores, estaba averiado. Pero la realidad era otra.

El juez era el colombiano Alberto Arredondo. Y mientras la prensa internacional esperaba que repararan la cámara, Arredondo se comunicaba por señas con dirigentes colombianos que estaban en la parte alta de la tribuna que le pedían que dilatara el comienzo de la competición mientras llegaban los patinadores colombianos, que estaban retrasados.

Mientras tanto, el bus que transportaba a esos patinadores rodaba a gran velocidad entre el hotel y el escenario deportivo, intentando llegar a la carrera. El conjunto nacional iba tarde porque uno de sus cuatro deportistas, un joven de 16 años se había quedado dormido.

El tiempo se agotaba. Los periodistas presionaban al juez para que iniciara la carrera. De pronto, apareció el autobús. Y en pocos segundos, el joven patinador antioqueño llegó a la pista, se ajustó los patines y se formó en la línea de partida. Cinco vueltas más tarde, se subía al podio como vencedor. Desde entonces se le conocería como el Bambino de oro, porque ganaba la primera medalla de patinaje para Colombia en este tipo de competencias.

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774 medallas y poco cubrimiento al patinaje

Guillermo León Botero tenía cuatro elementos en contra: la presencia de los mejores corredores de Italia y Estados Unidos, su condición de novato en torneos mundiales, no contar con compañeros en la pista y ser oriundo de Colombia, un país, que, hasta entonces, no destacaba en este deporte. Aun así, a pesar de no tener un compañero y de su edad, logró la que sería la primera de las 774 medallas que Colombia acumula en esta disciplina.

Colombia es primera en el medallero mundial, seguida por Estados Unidos con apenas 228 preseas. Nuestro país ha sido campeón imbatible en los últimos 20 años, habiendo ganado 19 encuentros mundiales, 12 de ellos de manera consecutiva. Pero el cubrimiento mediático, a pesar de este éxito, nunca ha sido amplio. Solo en contadas ocasiones estas victorias han llegado a ser portada o titular de los medios de comunicación. De hecho, esa mañana de finales de los años 80 en Italia solo la cubría el periodista Héctor Palau Saldarriaga, de Radio RCN, la primera de tantas muestras del poco interés que siempre ha despertado el patinaje en los periodistas deportivos.

Porque Colombia es, por tradición, un país futbolero. Giselle Aparicio, periodista deportiva, explica que esto sucede porque el fútbol está estrechamente relacionado con el sentido de pertenencia a una región o ciudad. Por eso se habla de este deporte como un fenómeno social, pues las personas se vuelven hinchas de un equipo que acompañan por televisión, radio, internet o yendo al estadio. Pero esto no pasa en deportes como el patinaje. Como dice Diego Rosero, patinador colombiano que alzó 10 títulos mundiales:

“El apoyo significativo viene una vez se comienzan a mostrar resultados, pero eso no funciona bien. El Estado, típicamente, te apoya cuando no lo necesitas realmente. Cuando la empresa privada se está fijando en ti y cuando estás teniendo reconocimiento en el exterior, es cuando el Estado dice: ‘Uy, vamos a apoyar a estas personas’”.

Por parte de las audiencias, puede que la gente disfrute viendo las competencias, pero no lo ven como el equipo de su región o de su corazón. El fútbol cuenta con esta ventaja que para otros deportes es difícil igualar.

Además, en la infancia, el regalo por excelencia es un balón, con el que la mayoría de los niños termina jugando fútbol. De hecho, para practicarlo basta patear una botella de plástico o una lata vacía hacía la portería que pueden ser dos piedras o camisetas enrolladas. El patinaje, por el contrario, necesita como mínimo un par patines que no bajan de los 150.000 pesos colombianos.

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También lo explica el periodista deportivo Guillermo Ordóñez: “Decimos que hay que darles más protagonismo a los demás deportes, pero las audiencias quieren fútbol y sólo algo de patinaje o tenis esporádicamente. Es posible no cubrir los eventos de estos deportes de nicho, porque no pasa nada, pero ¡ay, si no cubres un partido de fútbol!”.

La preponderancia del balompié se evidencia en los medios de comunicación donde la portada de sus ediciones digitales está gobernada por titulares que exaltan la preparación de la selección colombiana de fútbol para sus encuentros amistosos o lamentan las bajas durante cuadrangulares. Entre tanto, para encontrar sobre las medallas que Fabriana Arias o Sebastián Flórez, nombres desconocidos para la mayoría de los colombianos, es necesario buscar la subcategoría de “Más deportes”, y hacer no menos de cinco clics hasta encontrar un par de menciones, de pocos caracteres, sobre su participación en el mundial de patinaje.

Nuestros patinadores siguen cosechando triunfos, pero no posicionamiento en los medios de comunicación. Poco ha cambiado desde que Palau cubrió en exclusiva la victoria de Guillermo León Botero, pues el mundial de patinaje del año pasado, con sede en Ibagué, solo fue transmitido por el Sistema de Medios Públicos (RTVC). Si bien las nuevas tecnologías y los servicios ‘streaming’ suponen un apoyo a estos deportes de nicho, aún viven a la sombra de la futbolera agenda mediática. Sus oros siguen siendo ignorados.

Escasos patrocinios

Pero el eclipse mediático no es la única batalla a la que se enfrentan los patinadores colombianos. Dedicarse al patinaje cuesta alrededor de nueve millones de pesos, según estima la Federación Colombiana de Patinaje, entre patines profesionales (casi siempre de marca italiana), la indumentaria, las protecciones, los repuestos de balineras y las distintas ruedas (de diversos diámetros, agarres, perfiles y pesos) que se emplean dependiendo de la prueba y las características de la pista.

Y a esto se suma que, en promedio, los implementos deben cambiarse cada dos años. Por eso, como expresa Jairo Suárez, entrenador del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), “el patinaje es un deporte de élite, pero las élites no están en él”.

Por eso, para sanear los gastos y continuar izando la bandera colombiana en podios internacionales, los patinadores buscan patrocinadores que confíen en sus habilidades y vean en ellos el futuro deportivo del país. Pero como la exposición mediática es tan limitada, a muy pocos patrocinadores les resulta interesante o rentable. Por eso es común que los principales patrocinadores de cualquier patinador sean los padres de familia, explica también Ordóñez.

Pero según indica Willy Trujillo, antiguo entrenador de la Selección Colombia, aunque anteriormente se tenían que ganar oros para recibir un apoyo, algunos jóvenes con talento empiezan a recibirlo. Y si bien esto supone una pequeña esperanza para las casi 70.000 personas que practican este deporte en Colombia, el panorama de la selección nacional muestra que el escenario todavía es muy retador.

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Debido a la emergencia sanitaria de la COVID-19, no solo se aplazó la cita mundialista de 2020, sino que implicó la pérdida del principal patrocinador desde hace cuatro años: Postobón.

Herich Frasser, director de comunicaciones en la Federación Colombiana de Patinaje, explica que la empresa de Ardila Lülle decidió hacer un recorte de gastos y uno de esos fue el patinaje. Materializado a cifras, esto significó que este deporte dejó de recibir 4.000 millones de pesos al año. Y la Federación pasó de contar con un grupo de trabajo de cerca de 25 empleados a uno por debajo de los 10.

Ante los escasos apoyos económicos que rodeaban al patinaje colombiano, la realización del mundial de patinaje de velocidad 2021 en territorio cafetero parecía una utopía. Sin embargo, gracias al trabajo en sinergia de tres instituciones la cita deportiva logró hacerse realidad y, para entonces, entre lluvias y finales de ‘fotofinish’, Colombia se posicionó como favorita y campeona: 30 preseas doradas, 19 de plata y 4 de bronce. Pero los titulares y el cubrimiento mediático fueron tan escaso como de costumbre.

World Skate Games 2022

En un panorama similar, se desarrollaron los World Skate Games 2022, el ‘Mundial de Mundiales’ de deportes sobre ruedas. Desde el 24 de octubre y hasta el 13 de noviembre se llevaron a cabo las competencias en Buenos Aires, San Juan y Vicente López (Argentina). Este certamen reúne las competencias de todos los mundiales del patinaje sobre ruedas.

Las justas deportivas congregaron a unos 7.000 competidores provenientes de 80 países. La delegación nacional, conformada por 145 personas entre deportistas, técnicos, cuerpo médico y delegados, participó en 8 disciplinas: velocidad, artístico, hockey en línea, hockey patín, inline freestyle, skateboarding downhill, inline downhill y scooter.

Esta fue la tercera ocasión en la que Colombia hizo presencia en esta gran cita del patinaje mundial, luego de haber ganado la celebrada en 2017, en Nanjing (China) y alcanzar el segundo lugar del medallero en Barcelona (España) en 2019.

El evento estaba programado para hacerse el año pasado, pero debido a la pandemia, se postergó un año. Además, se estipuló que de ahora en adelante se organizará cada dos temporadas, pero en años pares.

En esta ocasión, para fortuna de los atletas, la delegación de la especialidad de patinaje de velocidad contó con todo el respaldo económico de la Federación Colombiana de Patinaje. Los patinadores y sus familias sumaron apoyos junto al Ministerio del Deporte y el Comité Olímpico Colombiano para concretar su participación.

Sin embargo, otros de los seleccionados en disciplinas como el hockey patín, hockey en línea, a pesar de contar con el aval de la federación, sus seleccionados asistieron a la competencia corriendo con sus propios gastos (tiquetes aéreos ida y vuelta, desplazamientos internos, alojamiento y alimentación durante su estancia).

Aún con las dificultades económicas y el poco respaldo mediático apretándoles el paso, como era de esperarse, la delegación colombiana tuvo una participación impecable.

Con un total de 45 medallas, 20 de oro, 14 de plata y 11 de bronce, Colombia ganó su decimonoveno título mundial. De esta manera, superó a Italia (16 medallas de oro, 29 de plata y 16 de bronce) y a la selección de España (16 medallas de oro, dos de plata y 14 de bronces).

La Selección Colombia de patinaje de velocidad se despidió del campeonato mundial con una medalla de oro conseguida por segundo año consecutivo gracias a la destreza y audacia de Luz Karime Garzón en la maratón femenina. Pero, la hazaña conseguida por Garzón apenas ha sido mencionada en un par de titulares.

Los medios nacionales, atiborrados de información sobre los futbolistas que no asistieron a Catar 2022 y sobre los seleccionados a la cita mundialista, aun cuando los ‘cafeteros’ no participarán en esta edición. ¿Qué tendría que pasar para que, en el futuro, los nombres de Gabriela Isabel Rueda, Pedro Causil o María Camila Vargas sean vitoreados mundialmente como se hace con Messi o Ronaldo? ¿Hasta cuándo Colombia seguirá cosechando oros que no suenan? La respuesta se sigue haciendo esperar.

Por: Ana María Gómez Ruano y Paula Camila Pichimata Ramírez

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.