En el estudio explican que se desarrollaron mecanismos para realizar el seguimiento de la mutación en tiempo real del SARS-CoV-2 centrando la atención en la proteína Spike.
Esta proteína media la infección de las células humanas y es el objetivo de las vacunas o terapias basadas en anticuerpos que se están investigando, según bioRxiv.
Dentro de las deducciones, el equipo notó que las muestras de la cepa original en Wuhan, China, a veces portaban una cierta mutación en la proteína espiga, llamada D614, explicó Gizmodo.
Una gran cantidad de los primeros casos en Europa, Estados Unidos y otros lugares del mundo también llevaron D614. Pero a principios de febrero otra forma de la mutación llamada G614 (o D614G) comenzó a surgir.
En casi todas las regiones, iniciando en Europa, el equipo vio un patrón similar en las muestras que fueron analizadas. Por ejemplo, la forma del virus G614 aparecería y suplantaría rápidamente la forma D614, a veces en cuestión de semanas, agregó el mismo medio.
Esta rápida propagación de la versión G614 del virus puede demostrar la aparición de una forma más transmisible y viral de SARS-CoV-2, patógeno responsable del COVID-19.
“La gran mayoría de los aislamientos secuenciados ahora descienden del brote europeo, que se ha extendido más ampliamente que el chino. Eso podría ser porque es más transmisible, pero también podría ser porque las intervenciones relativamente tardías permitieron que se extendiera más”, dijo Bill Hanage, epidemiólogo de la Universidad de Harvard a Gizmodo.
Esto quiere decir que la mutación G614 puede no tener ningún efecto sobre qué tan contagioso puede volverse el virus. También es posible que se haya subido a las cepas del virus que se propagaron desde Europa a otros lugares, según el epidemiólogo.
Aunque Hanage cree que los autores tienen alguna evidencia que sugiere que la mutación podría mejorar la capacidad de propagación del virus, no la considera concluyente, añadió el medio.
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