Apple aceptó la multa y publicará un comunicado anunciándola, según la Dirección general de la competencia, consumo y represión del fraude francesa, la DGCCRF.

La investigación, abierta en enero de 2018 por la fiscalía de París a petición de una asociación que contaba con más de 15.000 testimonios, se refería al envejecimiento prematuro y voluntario de los modelos antiguos de iPhones.

Apple comercializa prácticamente cada año un nuevo modelo de su teléfono estrella y reconoció a finales de 2017 que restringía algunas de las funciones de los viejos modelos, pero aseguró que esto era con el fin de “prolongar su tiempo de uso” y no de obligar a los consumidores a comprar un modelo nuevo.

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Sin embargo, la investigación ha dejado claro que los dueños de estos iPhones antiguos “no habían sido informados que las actualizaciones del sistema operativo iOS que instalaban implicaba que su aparato cada vez funcionaba más lentamente”, sobre todo en el caso de aquellos que tenían baterías algo antiguas.

“Y como no podían regresar al sistema antiguo, muchos consumidores se veían obligados a cambiar la batería o a comprar un nuevo teléfono”, explicó la DGCCRF.