De esos contratos, 30 son en países europeos y siete en latinoamericanos, informó este miércoles la compañía en su cuartel general en la ciudad de Shenzhen

Allí, el director de mercado de 5G de Huawei, Eric Zhao, aseguró que la compañía está ultimando otros 25 contratos con operadores de telefonía móvil de todo el mundo para instalar sus redes.

Algunos de los contratos contienen una cláusula de confidencialidad, por lo que Huawei no puede por el momento hacerlos públicos, aunque la empresa sí ha anunciado que en Europa ha alcanzado acuerdos con operadores de España, Reino Unido, Italia y Suiza.

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También ha acordado proporcionar su tecnología 5G a diez países asiáticos, entre ellos, Corea del Sur o Filipinas, y otros tantos de Oriente Medio como Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait.

Zhao reconoció que países como Australia han vetado la tecnología de Huawei por la inclusión de la compañía china en la “lista negra” de empresas que representan una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, pero aseguró que con otros como Canadá están todavía negociando colaborar para la infraestructura de la nueva generación de internet móvil.

También rechazó que Japón haya vetado oficialmente la entrada de Huawei en sus redes 5G.

Dijo que hasta el pasado 16 de mayo, cuando EE.UU. anunció su inclusión en la “lista negra”, la empresa tenía 30 contratos en todo el mundo para la instalación de redes 5G y desde entonces ha firmado otros 30.

Huawei ha instalado hasta el momento 400.000 estaciones de 5G a nivel mundial, 300.000 de ellas desde el 16 de mayo, indicó.

Zhao estimó que a finales de 2020 habrá unos 200 millones de usuarios de 5G en China, lo que hará que baje también el precio de los teléfonos equipados para utilizar esta tecnología, que para entonces costarán, según dijo, entre 150 y 200 dólares (entre 135 y 180 euros).

Por su parte, la vicedirectora de Ciberseguridad y Privacidad de Huawei, Lucía Zhong, aseguró que la empresa “no tiene ninguna puerta trasera, no solo en las redes 5G sino en cualquier producto.

“No tenemos ningún motivo porque siempre priorizamos la seguridad por encima de los intereses económicos. La implantación de puertas traseras sería un suicidio”, aseveró Zhong.

Además, recalcó que “es imposible” que el gobierno chino les demande alguna actuación en ese sentido ya que, dijo, “no existe ninguna ley en China que permita al gobierno instalar puertas traseras ni ninguna otra cosa”.

Esta directiva recordó que las “puertas traseras no son sinónimo de deficiencias, que son normales en cualquier sector” y señaló que entre 2016 y 2017 se encontraron 30.000 deficiencias en grandes empresas tecnológicas mundiales, la mayoría estadounidenses.