Al margen de la publicación de los resultados trimestrales de los grupos que cotizan en Wall Street, se hicieron varios anuncios. Durante una llamada telefónica con analistas a finales de abril, David Wehner, el director financiero de Meta, matriz de Facebook, se refirió a un “ajuste” de los objetivos de contratación.

“Reevaluamos periódicamente nuestra reserva de talentos en función de nuestras necesidades comerciales”, dijo un portavoz de Meta a la AFP.

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“Estamos frenando el crecimiento [de la contratación] a la luz de nuestras previsiones de gastos, comunicadas en nuestros últimos resultados”, añadió, precisando que el objetivo a largo plazo seguía siendo aumentar la plantilla del grupo, que empleaba a 77.805 personas a finales de marzo, un 28% más que hace un año.

Otro gigante de la tecnología y segundo mayor empleador en Estados Unidos detrás de Walmart, Amazon, sugirió que no se iba a contratar más personal en lo inmediato. La empresa tenía 1,6 millones de empleados a finales de 2021, más del doble que en 2019.

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“Cuando la variante [ómicron] disminuyó en la segunda mitad del primer trimestre y los empleados volvieron de sus vacaciones, pasamos rápidamente de estar faltos de personal a estar sobrados”, dijo el director financiero del grupo, Brian Olsavsky.

En medio de los anuncios de Elon Musk sobre una eventual compra de Twitter, la red social decidió de suspender las contrataciones no esenciales.

En cuanto al director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi, escribió en un correo electrónico a los empleados de la compañía publicado por la CNBC que las nuevas contrataciones deben ser “tratadas como un privilegio”.

Motivos de congelaciones de empleo

Los motivos de estas congelaciones de empleo varían de una empresa a otra. Facebook, por ejemplo, señala el impacto en sus ingresos publicitarios de las nuevas normas de Apple sobre el intercambio de datos.

Twitter, por su lado, está inmerso en una ola de incertidumbre tras los giros de Musk sobre la compra de la empresa y Uber sufre fuertes pérdidas por sus inversiones en varias empresas emergentes con una salud financiera inestable.

Pero también existen factores comunes, como el final de la economía de confinamiento y el levantamiento progresivo de las restricciones sanitarias.

“Muchas empresas tecnológicas han respondido a la creciente demanda de servicios digitales contratando y haciendo crecer su negocio en los últimos dos años”, afirma Terry Kramer, profesor adjunto de la escuela de negocios de la UCLA, citando el emblemático caso de la plataforma de videoconferencias Zoom.

“Mucho de lo que estamos viendo ahora es una fase de madurez de las tecnológicas en la que estas empresas no pueden ni necesitan seguir creciendo al mismo ritmo”, continúa Kramer.

Otro factor que pesa sobre el sector es la continua y elevada inflación. El aumento de los precios presiona al banco central estadounidense (Fed) para que suba sus tipos de interés, lo que dificulta la capacidad de las empresas para obtener préstamos, una situación especialmente desfavorable para las tecnológicas.

“Muchas empresas que apostaron por una estrategia de crecimiento, sin esperar obtener beneficios a corto plazo, pensaron que podrían seguir obteniendo dinero a través del mercado de valores o de inversores privados”, explica el experto en previsión económica Daniil Manaenkov, de la Universidad de Michigan.