El portal especializado en tecnología Fayer Wayer advierte que si bien el aparato no reemplaza a un médico o las pruebas médicas pertinentes, el Apple Watch sí se convierte en una herramienta que ayuda a conocer el estado de salud del usuario luego de que este haya superado el contagio.

El estudio del instituto Scripps comenzó el 25 de marzo del 2020 y terminó el 24 de enero del 2021.

Cuando se habla de que esa funcionalidad se descubrió como un ‘efecto colateral’ del estudio sobre este reloj inteligente tiene que ver con que al principio los científicos reclutaban usuarios de relojes inteligentes que podrían tener COVID-19, pero luego fueron notando que podría tener una utilidad especial para personas que hubieran dado positivo en la prueba PCR.

Luego se comprobó que el Apple Watch podía detectar la baja frecuencia cardiaca inherente al contagio por coronavirus y después, con el pasar de los días e incluso después de superada la enfermedad, el dispositivo registraba con precisión el aumento de los latidos del corazón.

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El reloj registró en las personas objeto del estudio las variaciones de las pulsaciones durante 79 días, periodo tras el cual la frecuencia cardiaca regresa a niveles normales, señala Fayer Wayer.

Otra de las funcionalidades del reloj en este sentido es que almacena los datos estadísticos sobre las pulsaciones y el estado de salud en general, lo cual constituye un apoyo importante para los médicos que quieran revisar o comparar ese historial.