[…] Descubre cómo pasar del dicho al hecho sin volver a fallarte.

Falta de determinación, de disciplina, de voluntad, de decisión… llámalo como quieras. Al final, el resultado es el mismo: tu inventario de metas volvió a quedar en el limbo y tu en un mar de frustración.

Parece un círculo vicioso del que no podemos escapar por más ganas que tengamos. Y esto aplica para todo: entrenar para ganar tono y perder grasa; comer saludable para lograr un cuerpo definido, pero sobretodo, fuerte y vital; dejar, de una vez por todas, esa relación tóxica; poner en marcha tu emprendimiento; pasar más tiempo con tus hijos; pagar esa vieja deuda; gastar menos dinero…  en fin, el cambio que te prometiste hacer en cualquier aspecto de tu vida. Y es que a muchos nos pasa: somos esclavos de la procrastinación y adictos a los pretextos.

Desde hace mucho tiempo estaba cansada de esto. Cansada de que me sobrarán las ganas y me faltaran resultados, así que empecé a buscar la forma de ponerle punto final a este comportamiento tonto. Y fue así como encontré un método que me ha dado buenos resultados y con el que siento, por primera vez, total afinidad. Al igual que tu, lo había intentado antes sin mayores satisfacciones, pero ahora fue diferente.

Lo primero que descubrí es que sí necesitamos una filosofía de vida. Una  que en la primera semana logre movernos a la acción, a hacer cambios y nos saque de esa zona de aplazamiento indefinido, del ‘’mañana empiezo’’.

¿Por qué una filosofía? Porque la filosofía es algo así como tu GPS en el mapa de tus metas y deseos. Esa filosofía es la que te indica, paso a paso, cómo alcanzar tus objetivos. Por eso debes creértela genuinamente. Debes estar convencida/o de que es tu ruta, de que esa es la dirección que debes tomar. Si hay dudas es muy posible  que vuelvas al punto de partida sin haber logrado nada. Es muy posible que recaigas en el mal hábito de procrastinar. Fue justamente eso lo que me pasó a mí.

¿Cómo saber qué encontré la filosofía indicada para mí?
Sabes que es tu filosofía porque desde que la conoces te sientes identificad/o. Porque logró seducirte y resonó contigo. Es algo así como ese ‘clic’ del que muchos hablan, o de la química, o del ‘feeling’ o del magnetismo.  No es magia, simplemente es encontrar el mapa en el que logras ver una ruta que te emociona, que te anima, que te llama a iniciarla sin perder más el tiempo.

En mi caso, tras hacer un inventario de propósitos a finales de 2021, me encontré con varios sueños que seguían siendo eso, solo sueños. Empecé a cuestionarme muchísimo sobre por qué a pesar de anhelarlos tanto no había logrado realizarlos. En un análisis cero compasivo, pero muy confrontador- en el que no me permití usar excusas- empecé a buscar respuestas. Oí las teorías de varios mentores y líderes que han logrado mucho de lo que yo quiero y que comparten sus experiencias de manera fabulosa.

Después de un buen tiempo de escucharlos identifiqué las filosofías que no me incitan al cambio, al hacer, al movimiento. Identifiqué que las creencias y principios que romantizan nuestros fracasos y conciben el estancamiento como un estado aceptable no me llevarán a la meta, a mí meta. Identifiqué que no son para mí porque no me siento cómoda con los resultados obtenidos.

Pude ver con claridad que a mi no me sirven y tomé la decisión de despedirme de ellas. Dejé de seguir a varios de sus líderes, dejé de verme desde la benevolencia del ‘’acéptate tal y como eres’’ para luchar por convertirme en lo que quiero ser. Dejé de normalizar mis intentos fallidos y de perdonarme por mis errores para encarar mis faltas, rechazarlas y no repetirlas. Dejé de ser tan condescendiente con mis debilidades y pasé a exigirme más. Quizás esto suene rudo para algunos, pero fue lo que, en definitiva, me movió a la acción. Lo que me permitió pasar de las frases lindas a los resultados contundentes, aunque aún son pocos.

Por ejemplo, muchas de esas teorías condescendientes y extremadamente flexibles manifiestan que la pereza es un estado de ánimo normal, que debemos permitirnos sentir, que es una forma en la que nuestro organismo nos habla y nos pide una pausa. Yo, también lo creí así durante mucho tiempo, pero hoy creo que la pereza me limita, se interpone entre mi meta y yo, me distrae de mi propósito, es un obstáculo. Y por favor no malinterpreten esto, no quiero decir que no debamos descansar. Esto es obvio, necesitamos descansar, pero tras el descanso de un sueño de calidad cada noche no puede haber pereza y si la hay tenemos que ir al médico de inmediato.

Entendí que esa pereza es una artimaña de mi mente para evitar que haga lo que tengo que hacer. Así que empecé a interrumpir ese pensamiento nocivo y recurrente. Ok, llega a mí: ‘’hazlo mañana, empieza luego, hoy no alcanzas, estoy cansada, etc’’, pero no escucho. Estoy logrando bloquear esa orden de postergar. Hoy sé que mi cerebro está entrenado con muy malos hábitos y que solo yo puedo darles vuelta y alinearlos con mis ambiciones. Tomará tiempo, pero sé que este es el camino.

Con lo anterior, es evidente que esta filosofía que he adoptado es cero misericordiosa. No acepta pretextos para justificar lo que no se hizo, aunque tenía que hacerse. Esa filosofía es la que te dice: ¿Tienes pereza? entonces hazlo con pereza, pero hazlo ¿Tienes miedo? Entonces hazlo con miedo, pero hazlo.  Y así sucesivamente.

¿Qué hago si no he encontrado una filosofía que me enamore, como describes? Seguir buscando porque no llegará a tu puerta. Ese dicho de que ‘’todo lo que es para ti te encuentra’’ es todo lo contrario a lo que pienso. Habrá veces que sí, pero en vez de dejar esa fortuna al destino es más seguro que seas tu quien  empiece a buscarla de manera incansable. Se necesita ser muy curioso e inquieto para hallar esa ideología que logre encantarte y convertirte en su más leal seguidora/or.

Es importante tener en cuenta que lo que a ti te ha dado resultado quizás no funcione para todo el mundo porque todos somos diferentes a pesar de soñar con lo mismo. Aunque la meta sea igual, los caminos para alcanzarla son infinitos, así como los caminantes.

Un matrimonio para siempre…

Cuando la encuentres, cuando halles tu filosofía no la descuides, cásate con ella. El verdadero éxito está en la constancia de llevarla a la práctica en tu día a día. De nada sirve si solo se convierte en música para tus oídos, en palabras bonitas, en discurso sin acción.

La preparación continua: leerla, escucharla y sentirla una y otra vez te permitirá descubrir detalles nuevos en cada repaso y reforzar lo que ya has integrado a tu mente y a tu vida. Esto es lo que nos permitirá avanzar, lo que nos hará llegar a otro nivel, pero es un ascenso que no tiene fin porque el aprendizaje es infinito y nosotros aprendices constantes.

Si esto ha resonado contigo no dejes de leerme. Cada mes tendremos una cita para continuar descifrando cómo conquistar nuestros propósitos.

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