La lógica Matrix que plantea el Metaverso de Facebook preocupa. Existe un dilema ético y sobre todo varios riesgos de seguridad digital. Primero digamos que el Metaverso se trata de que todo lo que hacemos en internet lo podamos completar con un personaje tridimensional.

Un ejemplo: ¿cómo compramos unos zapatos de forma digital actualmente? Vamos a la página del vendedor del producto, vemos fotos y hacemos la transacción. Bien, en el Metaverso esa página se convierte en algo tridimensional y el usuario pasa a tener avatar.

Entonces, ese nuevo personaje puede recorrer la tienda y hacer la compra. Claro, el usuario en ese momento, en el mejor de los casos, estará sentado en la sala de su casa, con unas gafas gigantes que lo aislarán del entorno. En el peor de los casos, estará en el baño con esos lentes.

El ejemplo es simple. Pero la expectativa de Facebook es que, por ejemplo, usted recorra Roma sin salir de la casa (del baño). Y ahí comienza el rosario de cuestionamientos. Es cierto que la pandemia nos empujó a la virtualidad. Pero de ahí a que el gigante de los gigantes apueste su capital a la Matrix es preocupante.

Rodrigo Orellana escribió un buen análisis sobre el tema para el portal Digital Trends. Para el especialista, el principal riesgo tiene que ver con la interacción con el mundo real. “las personas que utilizan tecnologías inmersivas —como los visores de realidad virtual— pueden desorientarse en el entorno del mundo real y provocarse lesiones”.

En el escenario laboral, el Metaverso también tiene muchas espinas. En estos días de reactivación económica, la discusión está girando sobre la presencialidad en las oficinas. ¿Para qué ir a la oficina si puedes hablar por Zoom? ¿Se imaginan que eso cambiaría a reunirse con el avatar de su jefe y hablando en tiempo real? Bueno, Bill Gates sostiene que las reuniones virtuales se trasladarán al metaverso dentro de 3 años.

La línea entre lo real y lo virtual cada vez está más delgada. Por la pandemia, sí. Pero también porque no es poca la gente que prefieren que todas sus relaciones sean virtuales. Acá viene el punto de fondo: la libertad de decisión. ¿Qué pasa con un empleado que, definitivamente, no quiere ir a la oficina y quiere que todo se haga desde el Metaverso?

¿Y los más jóvenes? Leímos que el Metaverso puede ser el camino para acabar con los casos de bullying en los colegios. Una completa exageración. Pensar un escenario en el que nadie sale de la casa es terrorífico. La pandemia, entre otras cosas, mostró que la virtualidad total (e invasiva) afecta gravemente el desarrollo de los niños y niñas.

Honestamente, solo describiendo estos escenarios me dio escalofrío. Asusta mucho que los gigantes de la tecnología quieran imponer su visión del mundo de esa manera tan artera. Pensar en que ya no tendríamos que salir de la casa por nada y para nada me parece una locura absoluta. Pero, teniendo en cuenta la potencia de los todopoderosos tecnológicos, y la complacencia de los grandes poderes no suena tan inviable.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.