Hace poco escuchaba en un speech que todos los conceptos que tenemos sobre cada cosa y los juicios que hemos creado en torno a lo mismo es subjetivo, aún cuando compartimos significados colectivos.  Parece obvio, pero pocas veces lo tenemos en cuenta. Por ejemplo, para algunos un trancón puede ser una situación terriblemente irritante. Tanto como para lograr dañarles el resto del día. Para otros es concebida como tiempo extra para hacer una llamada que ha quedado entre el tintero, escuchar un interesante podcast o, simplemente, cantar a todo pulmón sus canciones favoritas.

Es exactamente la misma situación, pero cada uno le dio la connotación que quiso. Los primeros decidieron amargarse ese rato y, probablemente, el resto del día. Los segundos, en cambio, optaron por hacer algo que, en otra circunstancia, quizás no habrían conseguido llevar a cabo. Vieron en ese descomunal tráfico tiempo con el que no contaban y lo aprovecharon.

Este ejemplo aplica para todo lo que nos sucede. ¡Para todo! Sin duda es una habilidad. Tratar de buscarle el lado amable, positivo y provechoso a nuestras experiencias y sentimientos es una gran destreza. Nos facilita la vida, nos suma, nos permite andar más livianos y, sí, también más felices.

En ese sentido, ¿cómo podríamos transformar, para nuestro propio beneficio, la costumbre de estar comparándonos con otros? Un hecho que es calificado como nocivo y perjudicial para nuestro amor propio y para nuestra salud mental.

Muchos dirán tajantemente que no es posible y que lo mejor es evitar las autocomparaciones. Yo, en cambio,  creo que si ya tenemos este hábito podemos darle la vuelta para que nos sirva como un poderoso motivador.

Ya no importa el por qué. El por qué te comparas. Puede ser porque desde pequeño creciste en un ambiente en el que siempre fuiste comparado con tus hermanos, primos o amigos o, quizás, hace parte de tu personalidad competitiva. No importa, sea cual sea la razón siempre existe la posibilidad de darle la vuelta y convertir ese obstáculo en combustible para encender tu ‘motor’.

Lo que quiero decir es que en lugar de estar preguntándote por qué (x) persona tiene esto o aquello, por qué tiene lo que tu quieres y tu no; en vez de envidiarlo y verlo en el goce de un cuerpo ajeno concíbelo como una proyección de tu futuro.

Deja de observar desde una posición de víctima, ¿te ha pasado que crees que ‘no es justo’ que él o ella lo haya logrado cuando tú te esforzaste más?, ¿has sentido que no tienes la misma suerte o que a ti te cuesta más que a los demás?, ¿has pensado que tú tienes más mérito? Seguro sí, en algún momento lo consideraste.

Bueno, esa es una posición de mártir. Sí, lo siento, nos hemos estado victimizando. Independientemente de cuál sea nuestra realidad, todos tenemos la oportunidad de llegar al mismo lado. Claro, los caminos serán distintos, pero, ¿qué importa? Al final lo valioso es alcanzar la meta.

Así que continúa la comparación, pero para medir tu rendimiento y tus esfuerzos. Que lo que anhelas del otro sea un impulso para continuar tu lucha por conseguirlo. Admira esa meta y refleja tu futuro en esa persona, pero no con envidia… eso no da resultados. Con trabajo, tú trabajo. Deja de preocuparte por lo que consiguió él o ella y ocúpate de alcanzar los mismos resultados en tu vida, si es lo que tanto deseas.

5 Pasos para hacer de la autocomparación un recurso positivo…

  1. Concibe la insatisfacción personal como el punto de partida para emprender un recorrido que te lleve a tu mejor versión.
  2. Cambia el me estoy comparando por me estoy inspirando.
  3. No veas a esa persona como un rival, sino como una proyección de lo que vas a ser o a tener.
  4. No juzgues el camino que él o ella tuvo que recorrer para alcanzar eso que anhelas. Entiende que cada uno tiene caminos distintos, pero que todos podemos llegar a la misma meta.
    5. Olvídate del tiempo y enfócate en el resultado.
  5. Analiza muy bien con quién te comparas y deduce si es realmente el ‘tu’ que quieres alcanzar. Revisa si es así cómo quieres verte y pregúntate si es allí a donde quieres llegar.

No olvides que la comparación te permite verte en el futuro. Es como una especie de revelación de tus anhelos, pero hechos realidad.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.