En una improvisada tertulia, suscitada entre tres periodistas después de una disertación mía en Villavicencio, surgió la duda entre ellos de cómo se escriben y se pronuncian los vocablos Amazonia, Orinoquia y Oceanía. La «piedra en el zapato» era este último topónimo, pues uno de los contertulios decía que no le cabía en su cabeza que tal palabra pudiese pronunciarse sin acento y escribirse sin la tilde. Con las dos primeras, en cambio, parecía haber flexibilidad: uno sostenía que se pueden pronunciar y escribir sin acento; los otros dos decían que no, que era necesario que llevaran acento, tanto al mentarlas como al escribirlas.

Como no es bueno quedarse con dudas, menos si mi apreciación aquella vez no pareció convencer completamente a los promotores de la discusión, acudí ─como muchas veces lo hago para beneficio de mis lectores─ al Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española (RAE). En ese diccionario dice: «Amazonia o Amazonía. La región de América del Sur correspondiente a la cuenca del río Amazonas recibe en español los nombres de Amazonia o Amazonía. La forma Amazonia es la más extendida en el uso general, tanto en España como en América; pero también se usa, especialmente en el Perú, el Ecuador y Venezuela, la forma Amazonía».

No menciona ese diccionario que Colombia también forma parte de la región amazónica, que comprende el 42 % de todo el territorio nacional. Es la zona menos poblada de Colombia.

«A la vez, hace parte de la gran región suramericana de la selva amazónica, la más extensa zona forestal del mundo que es compartida por Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana, Suriname y Bolivia. En consecuencia, la región Amazónica de Colombia es la más forestal, con una superficie de 483 119 km cuadrados (Sinchi, 2008)», agrega.

Con respecto a Orinoquía, el mismo texto pedagógico dice: «Orinoquia u Orinoquía. La región de América del Sur correspondiente a la cuenca del río Orinoco recibe en español el nombre de Orinoquia u Orinoquía, por analogía con Amazonia y Amazonía. La forma con diptongo Orinoquia es la más extendida en el uso general: “La conquista de la Orinoquia y de la Amazonia está todavía en proceso de planificación”. (Morón Venezuela [Ven. 1994]); pero en algunos países de América, especialmente en Colombia, alterna con la forma con hiato Orinoquía: “Los organizadores […] convocan a los investigadores sociales de la Orinoquía para que preparen y envíen sus ponencias”. (El Tiempo [Col.] 11.2.97)».

De tal suerte, si las autoridades lingüísticas dicen que en Perú, Ecuador y Venezuela se acostumbra a decir y escribir Amazonía (con acento prosódico y ortográfico en la última sílaba), no es pecado que también en Colombia se pueda optar por alguna de tales formas. Por qué, preguntarán los obstinados. Porque, como ya se dijo, Colombia es también parte de esa región amazónica. Lo mismo, entonces, sucede con el topónimo Orinoquía u Orinoquia.

Entonces, ¿por qué Oceanía es la excepción si la terminación es igual: ia? No debe olvidarse que el lenguaje lo construyen los hablantes. Esto es, a medida que se da un uso generalizado a un vocablo es ese el que termina imponiéndose. Las palabras son cosas vivas y mutantes. Hoy son de una manera, pero no se sabe cómo serán mañana. La gente es la que marca los rumbos que toman las palabras.

Oceanía (con tilde) es la forma generalizada que usa la inmensa mayoría de los hispanohablantes. En consecuencia, es esa la forma correcta de pronunciarse y escribirse.

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