Por eso, la columnista recuerda que el proceso está congelado desde que Santos recusó al representante investigador Ricardo Ferro.

Él estaba adelantando el caso y Santos logró sacarlo “a escobazos” porque era “muy incómodo”, señala Dávila, y por eso nunca se hicieron las citadas audiencias a los también expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, por ejemplo.

Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana

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Y allí es donde empieza el “posible plan de impunidad” cuya ficha clave es el nuevo líder del caso John Jairo Cárdenas, representante del partido de La U por el Cauca, a quien Dávila califica como un “santista consumado” que se “autonombró investigador” en una resolución que “raya en la ridiculez” y que él mismo firmó.

Dávila publica dos videos que harían que “en un país serio” Cárdenas estuviera impedido para llevar esa investigación porque hizo campaña para la reelección de Santos en 2014 “mientras Odebrecht inyectaba dinero para la segunda vuelta”. En esas imágenes se le escucha al representante decir:

“Santos es un hombre decente. Este Gobierno no ha tenido ningún escándalo de corrupción” y “el vuelo de las palomas se escuchará y pondremos todos el corazón en alto para reclamar la paz votando por Juan Manuel Santos, presidente”.

Además, Dávila difunde unos pantallazos de la página de Facebook de Cárdenas en los que defiende a Santos en los mismos términos.

Juan Manuel Santos

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“Cárdenas debe renunciar, aunque sea por decencia”, apunta Dávila.

Pero además, hace una afirmación delicada acusando al procurador Fernando Carrillo de ser “el gran cerebro de que no pasara nada”, pues, dice ella, condicionó y asustó a los magistrados del Consejo Nacional Electoral que investigan la entrada de dinero de Odebrecht a la campaña de reelección de Santos.

La periodista también enloda a la Fiscalía, pues dice que allí tampoco están avanzando las investigaciones a ciudadanos regulares involucrados en el escándalo.

Y por todo eso, señala: “Lo que algunos desean es que la verdad […] pase a la historia como una verdad que todos conocieron, pero que nadie quiso descubrir, haciéndola pasar por una mentira. Una verdad que quiere esconderse en la prescripción, en que tal vez paguen los más débiles de la cadena”.

Para Dávila, hay evidencias y testigos suficientes para que la investigación avance, pero no va a prosperar porque “no hay voluntad política ni judicial para llegar al fondo de estos hechos” y señala a Santos de mover “sus fichas” y su poder para “esquivar” la situación.