La versión de Salud Hernández en su columna de Semana contradice a la que han publicado varios medios de comunicación, incluida esa misma revista, quienes han dicho que la niña fue abordada por los militares cuando iba sola a buscar unas guayabas que le había encomendado su familia.
Sin revelar su fuente, la periodista dice en el semanario que le contaron que el sábado pasado (20 de junio) la pequeña “acompañó a otras dos emberas de su resguardo a visitar a dos soldados de los que se habían hecho amigas. Ellas eran mayores de edad y la niña las dejó y se devolvió. Pero le había caído bien un uniformado y regresó a visitarlo, sin avisar a su familia. En esa segunda ocasión sufrió el horror en uno de los cambuches que habían instalado los militares frente a una escuela, cerca del casco urbano de Santa Cecilia”.
Además de reprochar el aberrante acto de los 7 militares implicados, Hernández-Mora criticó “la falta de control” de los suboficiales del Ejercito responsables del pelotón al que pertenecían los violadores pues, además y según la columnista, en ese grupo de soldados existía tal “indisciplina” que “algunos se llevaban a los cambuches a las novias que se levantaban y consumían marihuana”.
Pero la principal crítica de la colombo-española en su columna se dirige a quienes hace algunas semanas se oponían a la ley de cadena perpetua para violadores de niños, (finalmente aprobada en el Congreso el pasado 18 de junio), en especial a los legisladores del partido Farc.
“Ahora sí. Ahora no somos tan trogloditas, ya no practicamos el “populismo punitivo”, ahora los violadores merecen pudrirse en la cárcel de por vida”, dice en su artículo de opinión en la revista, donde directamente cuestiona un reciente comunicado en el que el partido Farc rechaza la violación de la niña de la comunidad embera.
“Como farianos y farianas nos unimos a las voces de rechazo a este acto de violencia sexual sobre una niña, mujer, indígena, y sobre una doctrina militar que continúa produciendo hombres- machos, entrenados en mecanismos de guerra que conllevan la atrocidad”, señala el mencionado comunicado de la Farc que Salud Hernández califica en Semana como un acto de “cinismo campeón”.
Tras cuestionar la “sincera ayuda jurídica, sicológica, política” que, en su boletín, ofrece esa colectividad a las comunidades indígenas afectadas por el mencionado caso, la periodista concluye su columna citando la historia que le narró “hace unos años” una exguerrillera de las Farc del mismo corregimiento donde fue violada la menor indígena el pasado fin de semana.
Según Hernández-Mora, esa excombatiente le contó que “desde pequeña” fue abusada por sus comandantes y, además, fue obligada a abortar en 2 ocasiones, razón por la cual la comunicadora hoy critica la reacción del partido Farc frente a la violación de la niña embera.
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