Hace tres meses, un trágico accidente en la vía La Mesa, en Cundinamarca, dejó cinco jóvenes fallecidos y varias vidas marcadas para siempre. Un grupo de estudiantes de veterinaria desarrollaba sus prácticas en la zona cuando el bus en el que viajaban sufrió un fatal accidente.
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Entre las sobrevivientes se encuentra María José Romero, una joven de 22 años que perdió la movilidad en sus piernas tras la colisión. María José, ahora postrada en una cama, relató a Noticias Caracol los duros momentos que vivió aquel día.
La tragedia no solo le arrebató su movilidad, sino también a varias de sus compañeras, quienes perdieron la vida en el accidente.
“Volví en sí cuando todo estaba cerrado. Mis compañeras quedaron bajo mí pidiendo ayuda, pero yo no podía ni siquiera pedir auxilio”, confesó, con la voz quebrada.
El periodista Héctor Rojas, quien ha seguido de cerca el caso, destacó que la noticia fue devastadora para la familia de María José. Su madre, Carolina Rojas, recordó lo difícil que fue recibir los diagnósticos iniciales. “Primero te dan una versión, luego otra. Es un golpe que nunca estás preparado para enfrentar. Primero dicen que va quedar en silla de ruedas, otros que no, uno no sabe”, señaló.
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La familia ahora enfrenta numerosos retos, no solo emocionales, sino también económicos, ya que el tratamiento y la rehabilitación de la joven requieren recursos que no tienen a su alcance.
La mamá de la joven tiene la esperanza de que su hija vuelva a caminar: “Dios la dejó para cosas grandes. Hay gente de buen corazón pero, la gente se cansa de que estemos haciendo rifas para poderle pagarle el tratamiento que no es nada barato“.
Pese a las adversidades, María José mantiene vivos sus sueños. Como estudiante de veterinaria, siempre imaginó un futuro dedicado a cuidar de los animales, y aunque las circunstancias han cambiado, no pierde la esperanza de adaptarse y continuar con su pasión. “Bien, pero estoy destrozada, pero quiero seguir adelante. Yo me sobre esfuerzo mucho para volver a caminar ”, afirmó con determinación.
Este accidente no solo dejó una profunda herida en quienes lo vivieron, sino que también resalta la necesidad de garantizar mayor seguridad en el transporte público, especialmente en zonas rurales y en esas áreas.
Mientras tanto, María José y su familia enfrentan un largo camino de recuperación, con el apoyo de quienes se han conmovido por su historia y desean ayudar a transformar el dolor en fuerza para construir un nuevo comienzo.
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