
En medio del creciente debate ético sobre la eutanasia, la historia de Melissa Gaona, una joven que solicitó la eutanasia debido a una forma severa de endometriosis, capta la atención nacional.
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La joven subió un video a sus redes sociales en el que explicó la situación que vive a raíz de esa patología y habló de cómo le fue negada su solicitud para acceder al polémico procedimiento.
Su caso pone sobre la mesa una realidad poco visible sobre esta enfermedad que no se limita al dolor menstrual intenso, sino que puede comprometer órganos vitales y provocar daños profundos en sistemas como el excretor y el respiratorio.




Para Melissa, la endometriosis significó mucho más que un diagnóstico. Trajo consigo dolor crónico, sangrados constantes, fatiga extrema y dificultades incluso para acciones tan básicas como alimentarse, orinar, defecar o dormir.
Esta combinación de síntomas deterioró su calidad de vida al punto en que la dignidad personal se volvió un recuerdo borroso, cada vez más distante. Ante la falta de respuestas satisfactorias por parte de la medicina, su decisión de pedir acceso a la eutanasia sacudió el panorama bioético del país.
@miss.gaona #ayuda #apoyo #solidaridad #humanidad #endometriosis ♬ sonido original – Melisa Gaona
¿Síntomas que no se pueden ignorar de la endometriosis?
La endometriosis es una enfermedad crónica en la que tejido similar al endometrio —que normalmente recubre el interior del útero— crece fuera de él, especialmente en zonas como los ovarios, las trompas de Falopio, la vejiga o incluso, en casos más graves, en órganos como los intestinos o el diafragma.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta condición afecta a cerca del 10 % de las mujeres en edad reproductiva a nivel mundial. Aunque no es una enfermedad mortal en la mayoría de los casos, su carácter progresivo y la inflamación persistente que genera pueden provocar adherencias, cicatrices y complicaciones severas si no se diagnostica ni trata a tiempo.
Entre los síntomas más frecuentes, y que no deben pasarse por alto, se encuentra el dolor menstrual incapacitante, que no mejora con analgésicos comunes. El Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE. UU. (NICHD) destaca también el dolor pélvico crónico, el dolor durante o después de las relaciones sexuales (dispareunia), y los sangrados menstruales excesivos o irregulares como señales de alarma.
A ello se suman síntomas digestivos como estreñimiento, diarrea, o molestias al defecar o al orinar, los cuales suelen confundirse con trastornos gastrointestinales o infecciones urinarias. Esta confusión prolonga el camino al diagnóstico, que puede tardar entre siete y diez años, según asociaciones médicas especializadas.
Otro síntoma importante que suele subestimarse es la fatiga constante, que limita el funcionamiento diario de quien la padece. Además, se estima que entre un 30 y un 50 % de las mujeres con endometriosis enfrentan dificultades para concebir, convirtiendo a la infertilidad en una de las consecuencias más dolorosas de esta enfermedad.
Como ha señalado el Hospital Universitario de Navarra y otras instituciones especializadas, muchos casos solo se descubren cuando las mujeres inician tratamientos de fertilidad, lo que evidencia una grave falta de diagnóstico temprano. Por todo esto, médicos y activistas recalcan la importancia de escuchar y validar el dolor menstrual cuando es persistente, incapacitante o interfiere significativamente con la vida cotidiana.
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