Al mes de haber cumplido 68 años, María Rosalba García de Sepúlveda recibió el título de bachiller académico de la Institución Educativa Técnica Agropecuaria de Conejo, un corregimiento del municipio de Fonseca, La Guajira, que colinda con la vereda Pondores, territorio en el que vive desde hace 5 años tras iniciar su tránsito a la legalidad.

Rosalba sostiene que además de la tranquilidad, estudiar era uno de sus mayores deseos al regresar a la vida civil. “Toda la vida había soñado hacer el bachillerato e ingresar a la universidad. Pero no había podido. No había tenido esa posibilidad, hasta que apareció la oportunidad de estudiar por ciclo”, inicia contando, para luego de una pausa reflexiva agregar: “Parecía imposible, pero no, me gradué”.

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En el 2017 fue operada a corazón abierto por problemas cardíacos. No era su hora, relata, le faltaban algunos sueños por cumplir, principalmente graduarse. Pero no fue un reto sencillo. Más allá de algunos libros, cartas y textos del día a día, desde hace más de 50 años no recibía clases en una institución.

“Fue duro estudiar porque no entendía muchos temas, pero gracias a Dios está el internet. Es una bendición. Buscaba todo lo que no entendía. También me apoyaba en mi familia”, señala. Con “mi familia” no se refiere exactamente a personas con parentesco consanguíneo, sino a las compañeras con las que comparte vivienda en el antiguo ETCR Pondores.

Nunca ha sido fácil. A los 11 años, cuenta, perdió a su madre. Vivía en Medellín, Antioquia, y junto a sus cinco hermanos y su padre viajaron a Bello. Allí su padre, un campesino sin estudios, empezó a trabajar en el campo. Antes de cumplir 18, en medio del conflicto su padre fue asesinado. Entonces, sola, sin estudios, pues solo había cursado primero de primaria, entró a las filas de las extintas Farc.

María Rosalba
María Rosalba

Arando su futuro

Inició sus estudios de forma presencial en el 2019, cursando grado sexto.  Cuando apareció la pandemia del COVID-19, las clases presenciales se suspendieron, sin embargo, el proceso continuó de forma virtual.

García recuerda que el apoyo constante de los profesores fue fundamental.  “Los profesores se tomaban la molestia de visitarnos 1 o 2 veces a la semana en Pondores. Nos daban explicaciones personales”, afirma.

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María Rosalba estudió gracias a uno de los modelos de educación flexible que lidera el Ministerio de Educación Nacional y acompaña la Agencia para la Reincorporación y Normalización, ARN, para promover el acceso a educación básica primaria, secundaria y media de la población en proceso de reincorporación, sus familias y sus comunidades. Con corte a marzo de 2022, dentro del proceso que lidera el Gobierno nacional, 4.070 personas en reincorporación poseen el título de bachiller.

Camino por delante

Soñar y aspirar no es exclusividad de los más jóvenes, insiste Rosalba. Nunca ha parado de hacerlo a pesar de todo. Es ejemplo vivo de la enseñanza que nunca es tarde. Por eso no le toma tiempo responder cuando se le pregunta qué aspira lograr ahora que obtuvo su título de bachiller. “La estabilidad económica. Es importante para todo”, recalca.

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Estabilidad que ha buscado preparándose académicamente. “No me he quedado quieta. He hecho cursos… uno de manipulación de alimentos; otro de buenas prácticas agrícolas. No recuerdo el otro, pero creo que he hecho tres”, señala.