El propósito de la estrategia uribista, según este columnista, es volver a hacer de la corriente política del expresidente Álvaro Uribe “el paladín de los supuestos agobiados por el crimen y el terrorismo”.

“Arropado en un supuesto debate legal sobre las restricciones y limitaciones del porte de armas, el uribismo está ambientando la benevolencia social y política necesaria para legitimar y facilitar el rearme de los grandes propietarios”, agrega Silva Luján en su artículo titulado ‘¿El regreso de los ‘paras’?‘.

Pero advierte que no serán esos grandes propietarios los que enfrenten a los abigeos, los ladrones y a quienes vienen a reclamar sus tierras, sino “sus mayordomos y […] los trabajadores, entre quienes hay muchos que sufrieron la violencia paramilitar”.

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Además, la estrategia sería a dos bandas, según Silva Luján, porque, también “les permite a los uribistas un nuevo motivo de distanciamiento con el presidente Duque y su gobierno, al que consideran –equivocadamente– un espantavotos”.

Por todo eso, no le sorprende ni le parece inaudito que los ganaderos se quejen “en pleno gobierno del Centro Democrático y en el apogeo del uribismo –además, con un ministro de Defensa con corazón a la derecha–”.

“Darles patente de corso a estos amigos ganaderos es destapar una caja de Pandora y favorecer en esas zonas una nueva ola de violencia social y política que, de hecho, ya se inició con el imparable ascenso de los crímenes contra los líderes sociales”, agrega en su columna, que cierra con otra metáfora: “Esperamos –pensando con el deseo– que el mindefensa reciba la orden de no abrir la compuerta de otorgar, a diestra y siniestra, licencias para matar. Uno no reparte cerillas entre pirómanos”.