La Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina) anunció la noche del miércoles la prohibición del cebado (alimentación) y manipulación de fauna marina, incluyendo peces, tiburones y rayas, en todo el Departamento del Archipiélago, a través de la resolución 611 de 2022.

A partir de esta determinación, queda prohibida toda actividad de alimentación, cebo y manipulación de especies marinas en todo el departamento; queda también prohibida cualquier actividad turística que implique esa alimentación o cebado.

Cuando los pescadores terminen sus faenas de pesca, deberán realizar la limpieza de sus productos a una distancia alejada de la costa, de 2 a 4 millas de la isla, para no atraer cerca a tiburones que puedan representar una amenaza a los turistas y a los usuarios de las Áreas Marítimas.

Puede ver: ¿Impulsar el gas o no? Discusión clave en el gobierno Petro

En el documento la corporación señala que pese a que ha adelantado varios procesos de sensibilización y capacitación, además de llamados de atención a la comunidad, “aún persisten de manera generalizada varias prácticas contrarias a las disposiciones ambientales vigentes en materia de protección de tiburones, rayas y quimeras”.

En San Andres, en especial, Coralina ha detectado que se sigue practicando la alimentación de animales marinos para “deleite” de los turistas, residentes y raizales. “Esto ha ocurrido por ejemplo por parte de algunos restaurantes a la orilla del mar, que dan pan y similares a los peces, para atraerlos y que sus visitantes se diviertan con esto, como también por parte de diferentes habitantes de la comunidad, realizando el cebo de tiburones”.

Puede ver: ¿Qué viene para Colombia con la ley que prohíbe los plásticos de un solo uso?

Dar alimentos a los animales genera desbalances nutricionales y enfermedades que terminan matando a los animales en el mediano y largo plazo. Después de los huracanes Eta y Iota, Coralina ha detectado, además, un aumento de prácticas como arrojar al mar animales fallecidos o desperdicios de alimentos humanos para atraer a los tiburones con fines turísticos.

El pasado 3 de agosto, por ejemplo, se denunció que un hombre arrojó al mar un perro aparentemente muerto para que un par de tiburones raya se alimentaran de él. Esta acción también queda prohibida desde ahora. En caso de presentarse un caso extraordinario, por ejemplo de ballenas o defines varados en la costa, será Coralina la encargada de disponer de los restos del animal varias millas mar afuera de las islas principales.