Tumbar al presidente Nicolás Maduro “sin duda le serviría a Colombia”, pero sería un beneficio mínimo en caso de iniciar una guerra en Venezuela, ya que esto, “por supuesto incendiaría” a nuestro país, plantea Buendía en El Espectador.

“Colombia sería la plataforma de los gringos, el refugio de los antichavistas armados, el enemigo de amigos de Maduro como el Eln, el país donde vendrían millones de desplazados, el de los dos mil kilómetros de fronteras abandonadas”.

El columnista expone que un gobierno responsable estaría guardando prudente silencio y negociando “tras bambalinas con tirios y troyanos para lograr la salida del dictador sin que estalle la violencia”, aunque esto fuere una salida impopular; pero Iván Duque y su ministro de Relaciones Exteriores están haciendo todo lo contrario: hablar “hasta por los codos” y romper las vías de diálogo.

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Además, el escritor considera que el “cerco diplomático” que tanto ha defendido Duque “no ha sido demasiado inteligente” y por el contrario ha logrado unir a los venezolanos, no alrededor de Maduro, por supuesto, pero sí en contra de una invasión extranjera.

“Duque no quiere la guerra, pero lo disimula lo mejor que puede”, concluye el escritor.