Una de las mayores sorpresas fue la destrucción de la escenografía durante la posesión del presidente Iván Duque el pasado martes. Los asistentes que visitaron el centro de la ciudad terminaron con las sombrillas al revés, pero no ha sido solo por las tradicionales corrientes de aire de agosto.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), “la humedad de la región de la Orinoquía, impulsada por los vientos, ha venido ingresando a la ciudad por el piedemonte llanero, donde se presenta una rápida evolución de nubosidad, lluvias fuertes y actividad eléctrica”, indicó La FM, y agregó:

“Esto implica temperaturas bajas acompañadas de cielos nublados y lloviznas, que junto a los vientos de la época provocan una menor sensación térmica”.

Entre tanto, el Ideam reveló que este mes se han registrado vientos de hasta 42 kilómetros por hora porque “el verano en el hemisferio norte provoca que los vientos fríos se dirijan a la línea del ecuador, donde circulan hacia el occidente. El caso específico de Bogotá es especial, porque las corrientes ingresan por los cerros, donde descienden con mucha fuerza”, agregó la emisora.

Árbol tumbado por los vientos.
Árbol tumbado por los vientos. / Agencia de noticias UN
El artículo continúa abajo

La alta velocidad de los vientos que se experimenta durante esta época del año “se debe al efecto de los vientos alisios del sureste, que se desplazan hacia el norte y localizan su máxima intensidad sobre gran parte del sur y centro del territorio colombiano”, señalaron investigadores de la Universidad Nacional.

Estos vientos se pueden prolongar hasta comienzos de septiembre, y en algunos años son más fuertes que en otros y eso responde “a lo que se conoce como variabilidad climática, que presenta ciclos, aunque no necesariamente periódicos”, indicó el profesor José Daniel Pabón, del Departamento de Geografía de esa institución.

El Ideam puntualizó que los departamentos que pueden resultar más afectados por estas condiciones climáticas son Norte de Santander, La Guajira, el norte del Magdalena y Nariño, además de Bogotá, especialmente sobre la franja oriental y central.