Las plaza de mercado de La 28 ha sido durante más de medio siglo el lugar a donde se congregan cientos de ibaguereños, sin importar el estrato social, a conseguir productos agrícolas y de la canasta básica, además ha sido el sustento de un buen número de familias que por largos años y de una generación a otra se han encargado de comercializar frutas, verduras, cárnicos, pescados y los productos más representativos de la gastronomía tolimense en la central de abastos.

Su ubicación estratégica entre la carrera Quinta y la avenida Ferrocarril hizo que por años esta plaza fuera un punto de encuentro ideal para hacer mercado y que en un solo lugar se reunieran personas con condiciones sociales y económicas diferentes, su valor cultural e histórico la tienen en la lista de los 33 Bienes de Interés Cultural (BIC) que tiene la ciudad bajo la ley 1185 de 2008 y que se declarara área de interés arquitectónico e histórico desde 1998 por el Concejo de Ibagué.

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Hoy el flujo de personas no es tan amplio por la presencia de grandes superficies, pero los comerciantes siguen en pie de lucha.

La plaza de La 28 actualmente tiene 272 puestos y una de sus características está en la venta de pescado minorista y mayorista en la ciudad.

Entre las bondades que resaltan quienes visitan y laboran en la plaza está el orden y la limpieza, allí contrario a otras centrales de abasto la invasión del espacio público es un tema menor y todavía los clientes recorren los pasillos para adquirir los productos.

El avanzado deterioro

 

En medio de las virtudes que tienen las plazas de mercado en la ciudad y los recuerdos que evocan entre quienes acudieron los fines de semana a abastecer sus hogares, hay una preocupación latente por el avanzado deterioro de la infraestructura, en el caso particular de La 28, de no ser por algunos arreglos locativos desarrollados por las Alcaldías de turno y la intervención de los adjudicatarios en sus puestos con la intención de no ‘dejar caer’ sus espacios, se puede decir que el cambio en materia de infraestructura es mínimo y no hay garantías de seguridad y estabilidad de la plaza.

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Los últimos días de marzo de este año, las fuertes lluvias dejaron ver otro problema, cuando el agua se terminó escurriendo por las escaleras que comunican con el segundo piso y la fuerza de la misma se filtró a los primeros pisos por los techos e inundó varios pasillos locales.

 

Algunos propietarios y transeúntes alertaron de la necesidad de que se haga una inversión en este espacio del que se desprende un buen número de empleos formales e informales, y promueve la creación de varios negocios comerciales alrededor.

Harold Edwin Gualtero, un ciudadano que creció en el lugar y que casualmente llegó a la plaza a visitar a los suyos cuestionó el estado en el que hoy está esta galería, “esta plaza de mercado hace unos 25 años fue el epicentro de la carga y comida de la ciudad, aquí se movía la comida para Ibagué, a parte la mejor plaza en organización era esta, este es un punto bien ubicado pero a la administración le importa un comino invertir un poquito en la infraestructura de este sitio que le ha dado muchas cosas”, cuestionó.

En una visita a la plaza hecha por esta redacción, los comerciantes insistieron en la necesidad de que se adopten labores de pintura, limpieza, revisión de conexiones eléctricas y de los sistemas que controlan las aguas lluvias. Solo hace unos días Infibagué tuvo que llevar varios operarios para que se reparara la cubierta, precisamente impactada por los fuertes aguaceros.

La incertidumbre por renovación

Desde que inició la Administración de Andrés Hurtado, se viene hablando de la renovación de la plaza de La 28 a través de un proyecto piloto de modernización que se radicó ante el Departamento de Prosperidad Social (ver recuadro) entre los adjudicatarios de los puestos han venido rondando rumores; algunos hablan de reubicación y otros más de la posible salida del lugar al que han dedicado años de trabajo. En la sesión del Concejo municipal del 7 de abril donde estuvo presente la gerente de Infibagué, Paola Arbeláez, los comerciantes exigieron mayor claridad.

Arley Molina, líder de bodega de la plaza alertó que varios de los que están allí siguen en completa incertidumbre sobre el futuro cercano de la central de abastos, “si uno le pregunta a los adjudicatarios, no tienen conocimiento de que va pasar con ellos en el proyecto que mencionó la Gerente, se manejan comentarios de corrillo y cada versión maneja una hipótesis diferentes, unos dicen que los van a reubicar, otros que al segundo piso, otros que los van a sacar de la bodega y no los van dejar trabajar. Los mayoristas de la plaza no sabemos qué va a pasar”, sostuvo el comerciante.

Nicolás Mejía, quien labora hace 25 años en la plaza fue otro de los ciudadanos que aún tiene confusión ante una eventual reubicación. Para él esta decisión no es bien acogida, pues hace varios años ya fueron reorganizados en la primera planta, precisamente por los problemas estructurales que se alegó existían en ese entonces.

“El estado de la plaza en este momento es de deterioro, están en un propósito de subir a la gente a la segunda planta pero eso requiere una inversión muy grande de lo contrario estaríamos violando la integridad personal, es un riesgo subir a la gente, usted puede ver el estado de esta galería. Ahora dicen que quieren hacer unas remodelaciones pero en contra de lo que dice la gente, se debe pedir un consentimiento. Esta es la mejor plaza que tiene Ibagué pero la han dejado acabar, la corrupción la acabo”, dijo Mejía.

Su dinámica

Con el paso del tiempo, la dinámica comercial ha cambiado, hace varios años la afluencia de clientes favorecía el bolsillo de los comerciantes, ahora el panorama es algo más complejo, las ventas se reducen y hay varios adjudicatarios que señalan que la situación está ‘dura’, también influye la creación de nuevos comercios y plataformas cada vez más cercanas en los barrios lo que hace que los ciudadanos no acudan como tiempo atrás a las plazas de mercado para ahorrar tiempo y transporte.

Amalia Rayo, propietaria junto a su hermana de ‘Avenas El Rayo’ indicó que el establecimiento lleva 49 años abierto al público en la plaza, antes de la mano de su padre José Aquimin Rayo (q.e.p.d), señaló que hace unos 10 años el comercio era más próspero y se vivía un ambiente más activo alrededor de la plaza, la pandemia también generó un nuevo cambio y terminó por reducir la presencia de clientes ante el temor del contagio, esto aunado al alza de precios en varias materias primas que aumentan también el valor de lo que se oferta, no obstante, asegura que la presencia de la plaza en la ciudad todavía tiene un largo camino.

 

 

“Antes era mucho mejor, aquí era lo del descargue, había más flujo, ahora empezamos con las alzas y desafortunadamente todo está más caro. Pero en cuestión de seguridad y aseo a la gente le gusta demasiado la plaza, nos colaboran a apoyar nuestra gastronomía y la de los campesinos.

Creo que a la plaza le quedan largos años y la gente todavía viene, tenemos nuestros clientes fieles”, dijo la comerciante.

Pese a que se habla de una reducción de ventas, para los comerciantes de pescado el panorama es más ameno, justo en este momento se preparan para la Semana mayor y advierten que para ellos la dinámica a la hora de comercializar su producto se mantiene e incluso aumenta ante un mayor número de ciudadanos y empresas.

 

La ambiciosa apuesta de Infibagué

 

 

La gerente del Instituto, Paola Arbeláez en medio de un debate de control político en donde se expusieron las falencias de las plazas de mercado de la ciudad, explicó la apuesta que tienen en la plaza de La 28, pues esperan con una construcción y remodelación completa del lugar este se convierta en el referente de la gastronomía tolimense.

 

El proyecto se radicó de manera conjunta con la Secretaría de Infraestructura, el pasado 21 de enero en el Departamento de Prosperidad Social (DPS) y sería el plan piloto para Ibagué. Actualmente la iniciativa está en fase de revisión; no obstante, es incierto saber cuándo se tendrá la luz verde del Gobierno nacional frente a este proyecto y las intenciones de girar los recursos, pues la obra de remodelación está prevista en $19.676 millones.

 

Arbeláez también expuso que cualquier intervención en la central de abastos debe respetar las fachadas por el valor histórico que guarda y que se enmarca en la ley y resaltó la necesidad de que se invierta en la infraestructura de estos espacios.

 

“Recordemos las necesidades que tienen las plazas, las muchas intervenciones que se deben realizar y por eso se realizó el proyecto que busca potencializar las cualidades de la plaza, muchas de ellas gastronómicas, convertir este centro de acopio no solo en lo cultural, sino en lo gastronómico. Este proyecto implica una modernización de toda la infraestructura de las plazas, al ser zonas nuevas debemos respetar zonas de parqueo, acceso a personas con movilidad reducida, zona de baños, entre otros”, dijo la Gerente.

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La funcionaria reconoció que los escenarios donde están ubicadas las plazas de mercado son muy antiguas y acotó que es consciente que muchas ni siquiera cumplen con normas de sismoresistencia por eso la necesidad de formular el proyecto.