El 21 de julio de 2001, el joven Arnoldo Peñaranda, de 17 años, fue asesinado en la taberna ‘Foco rojo’ en el barrio Nelson Mandela de Cartagena y, por ello, Lobo fue condenado a pesar de que nunca hubo pruebas contundentes en su contra, publica Semana.

Aquel día, relata la revista, el joven asesinado pisó accidentalmente a Martín Hernández, descrito como un hombre de unos 40 años, moreno, pequeño y con bigote. Hernández se fue de ‘Foco rojo’ y a los minutos regresó con su primo, otro “cuarentón un poco más alto, moreno y de ojos pardos”.

Estos dos personajes le ofrecieron una cerveza a Arnoldo Peñaranda para romper el hielo y calmar los ánimos luego de esa pequeña discusión por el pisotón; pero el joven no quiso recibirla y por ello el hombre que acompañaba a Hernández le disparó en 3 oportunidades, detalla el semanario.

Sin embargo, por esos días Eugenio Lobo, que nació en el Urabá en 1957 y tiene 19 hijos de 4 mujeres diferentes, estaba preso en la cárcel La Ternera porque lo señalaron de otro homicidio, el de Estivenson Acklin Miranda, asesinado por hombres encapuchados y que algunos testigos dijeron a las autoridades que uno de ellos se parecía a Lobo.

Estuvo encerrado 50 días por esa acusación sin muchos fundamentos y mientras estuvo en la cárcel, un medio local sacó la noticia de la muerte de Miranda, acompañada de la foto del capturado por ese delito, era Eugenio Lobo y eso fue lo que lo terminó condenando en el caso de Arnoldo Peñaranda.

El antioqueño se sintió avergonzado y señalado por los vecinos del barrio Nelson Mandela de Cartagena cuando salió de la cárcel y por eso decidió devolverse a su tierra, con la mala suerte de que la mamá de Arnoldo Peñaranda, tratando de buscar responsables de la muerte de su hijo, vio la noticia en la que estaba su foto y se la mostró al fiscal, que lo vinculó al juicio, indica Semana.

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Sin tener conocimiento de ello, el juicio contra Lobo avanzó en su ausencia y un juez, a pesar de no tener pruebas contundentes, solo el relato de los amigos de Peñaranda que dijeron “sí” cuando les preguntaron si Lobo se parecía al asesino, lo condenó en 2008 a 27 años de cárcel, mientras él estaba en Urabá, sin saber nada del tema, indica el mismo medio.

El 24 de febrero de 2012, policías lo interceptaron en el terminal de Montería y le pidieron la cédula. El hombre, muy tranquilo por creer que no tenía nada que temer, la entregó y se llevó la sorpresa de que tenía una orden de captura por un asesinato y el asumió que era por el que estuvo 50 días en la cárcel y que el abogado de ese momento lo había robado.

Lobo no sabía leer y duró varios años pensando eso, sin embargo, un día recibió el expediente de su caso y pidió a otros reclusos que se lo leyeran y ahí entendió de qué lo acusaban, pero en ese primer momento no se percató de que la noche del 21 de julio de 2001 pasó la noche en la cárcel La Ternera.

De acuerdo con la revista, le tomó varios meses darse cuenta de ese sencillo detalle, pero cuando lo hizo, se dedicó a demostrar que no era el asesino de Arnoldo Peñaranda con esa prueba. Aunque le costó, hace casi 3 años tiene en su poder el papel que debería dejarlo libre. Un documento de la Fiscalía que dice que estuvo preso entre el 7 de junio de 2001 y el 27 de julio del mismo año.

Sin embargo, Eugenio Lobo completa 8 años en la cárcel y no ha podido revertir la sentencia de 27 años de prisión en su contra debido a las constantes fallas que ha encontrado en la Justicia colombiana. El último es que su abogada Olga Sánchez lleva un año y medio a la espera de que el juzgado de Cartagena expida un certificado necesario para que revisen la sentencia bajo la luz de la nueva prueba. Por ahora, tiene la esperanza de que pronto todo finalice y puede volver con su familia, finaliza Semana.