El expresidente “le hizo la vida imposible a Juan Manuel Santos durante ocho años y, contra lo que se esperaba, ahora, en las casi cuatro semanas transcurridas del gobierno del presidente Duque, le ha afectado la gobernabilidad”, escribe Caballero Argáez.

“No pueden augurarse buenos tiempos ni para el nuevo presidente, ni para el Gobierno ni para el país” si continúan así las cosas, advierte el columnista, y planteas que el “boicot” a Duque comenzó “desde el mismo instante de su posesión”.

Para Caballero Argáez, resulta “muy difícil entender” qué hay detrás de las actuaciones del expresidente Uribe. “Uno esperaría que realice todos los esfuerzos posibles desde el Congreso para que el Presidente tenga éxito en sus iniciativas. Pero esa no parece la intención”.

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“No es aceptable que el expresidente Uribe ponga al presidente Duque contra la pared con su proyecto de elevar el salario mínimo. Lo que hizo no puede terminar bien, a no ser que se olvide del proyecto”, agrega. “Si el presidente Duque no avala esta propuesta ni solicita las facultades extraordinarias, queda como el ‘malo del paseo’ y pierde apoyo de los sectores populares y sindicales”.

Pero la sin salida en que está Duque es aún más grave, según Caballero Argáez, porque, si estuviera de acuerdo con Uribe, “no solamente renunciaría a su cargo el ministro Carrasquilla, sino que entraríamos por el camino del populismo de derecha, tan peligroso como aquel en el cual nos hubiera embarcado Gustavo Petro si hubiera ganado la elección”.

Y remata: “¿Qué tal el senador Uribe de amigo y de enemigo al mismo tiempo? ¡Insoportable!”.