Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Juan Orduz   Ago 22, 2023 - 5:35 pm
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En Necoclí, Antioquia,  a 75 kilómetros de Panamá, al frente de la estación de Antinarcóticos desde donde se planeó la captura de Otoniel, hay un lote de 12 hectáreas que será entregado en los siguientes dos meses a algunas asociaciones de víctimas afro del conflicto. El objetivo, dice la Sociedad de Activos Especiales (SAE), es que allí se desarrollen futuros proyectos turísticos.

Este lote se llama La Escoba y está en medio de miles de hectáreas de cultivo de banano. Antes de llegar a manos de la SAE, fue propiedad del Cartel de Medellín hasta entrados los primeros años de la década pasada y luego cayó en las manos de personas ligadas el Clan del Golfo, que tiene afectadas a más de 50 comunidades por enfrentamientos con el Eln. Esta es la historia de una finca por la que se movía coca, contrabando y mafiosos a sus anchas, todo a las narices de las autoridades. 

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El lote está entre Turbo y Necoclí, sobre la autopista al mar por la que pasan a diario miles de migrantes de todo el mundo que cruzan para llegar a Panamá y luego a Estados Unidos. La región ha prosperado gracias a esta vía y se espera que en los próximos años aumente el tráfico de maquinaria pesada, pues pronto se construirán Puerto Antioquia, Puerto Pisisí y Darien International Port.

Antes de llegar a La Escoba hay anuncios del gobierno de Juan Manuel Santos ya carcomidos por la vegetación, se lee: “Este predio es administrado por el Fondo para la Reparación las Víctimas. Aporta la Reconciliación”. Los habitantes de Turbo, cuyo alcalde le cogieron el carro a piedra, dicen que toda la tierra fue de Freddy Rendón Herrera, alias el “Alemán”, exparamilitar que dominó la zona durante la expansión de las Autodefensas en el Urabá, heredero de varias estructuras del narcotráfico.

La Escoba está justo al frente de la entrada de la estación de antinarcóticos del Urabá (construida en 2007), donde suele haber presencia de agentes de la DEA. Hasta el cielo de la zona está protegido: ni siquiera se puede volar un dron para tomar fotos, hay un radar que impide visitar el espacio aéreo del predio.

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En la entrada hay un letrero con este mensaje del Instituto Agropecuario y la Asociación de Bananeros de Colombia: “Protejamos entre todos el banano colombiano contra el hongo Fusarium, la bioseguridad es el camino”. Desde el portón de madera que no deja ver el interior del predio se alcanza a entrever que hay maquinaria y elementos de lo que parece ser una comercializadora donde empacan y separan los mejores bananos colombianos para ser vendidos en Europa.

La finca La Escoba fue embargada en agosto de 2017, en un operativo de la Fiscalía en contra del Clan del Golfo; se les quitó más de 400.000 millones de pesos representados en 98 inmuebles, 3.283 reses, 28 vehículos —muchos buses de transporte público—, 14 negocios comerciales y cuatro sociedades.

Era 2011, cuando empezaba a notarse el poder económico del Clan del Golfo, se reunieron en la Notaría 19 de Medellín, como si se tratara de dos grandes empresarios ganaderos, José Ocampo, alias “Pelusa” —uno de los narcos más allegados a Pablo Escobar y quinto al mando del poder del Cartel de Medellín—, y Ramiro Caro Pineda, alias “Nolasco”, extraditado y sentenciado a más de 20 años de prisión por narcotráfico. En esas oficinas Ocampo le vendió a Caro una parte de la Hacienda Virgen del Cobre por 100 millones de pesos.

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De acuerdo con la escritura y el certificado de tradición de la Oficina de Registro de Instrumentos Púbicos de Turbo, el negocio se dividió en dos fases: primero se dividió La Hacienda Virgen del Cobre, una de las partes fue la que se le vendió a Ramiro Caro Pineda. La venta se hizo a través de la empresa Industrial Pecuaria Limitada, que se encuentra en liquidación y es representada por una de las hijas de alias “Pelusa”, quien hoy comparte con su hermana la propiedad de la Hacienda, se trata de María Antonia Ocampo Parra y María José Ocampo Parra.

“Pelusa” se presentó como gerente de Industrial Pecuaria, y según las escrituras era propietario de 893 hectáreas que en dicho documento erradamente equiparan con 4.714 metros cuadrados, nunca se sabe cuál es el verdadero tamaño de la finca. El pago se hizo de contado, y tanto vendedor como comprador afirmaron que los recursos provenientes eran de ahorros de actividades lícitas. La finca estaba estimada en $321 millones de acuerdo con un avalúo que pagó “Pelusa”. Hoy el precio está por encima de los $1.000 millones, y aumenta su valor si la tierra esta apta para la agricultura.

José Ocampo, “Pelusa”, fue asesinado en 2017 a los 78 años en una estación de gasolina en El Poblado. Para 1989, Ocampo era considerado el quinto al mando del Cartel Medellín, pero se habría salido en 1992, cuando sobrevivió a un atentado que Pablo Escobar supuestamente ordenó. Esto lo llevó a vincularse con el grupo “Los Doce del Patíbulo”, una organización similar a los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar) hasta 1993, cuando la Policía asesinó al capo.

Tras el asesinato de Escobar, “Pelusa” permaneció inmerso en el Urabá, especialmente en la compra y venta de ganado. Además, se vinculó con la expansión de las Autodefensas Unidas de Colombia, y tuvo relación con los hermanos Carlos, Vicente y Fidel Castaño, y luego con el Clan del Golfo, a quienes les vendió más de una parte de su hacienda La Virgen del Cobre. Y aunque la propiedad ha sido intervenida por el Estado en más de una ocasión, hoy continúa en manos de sus hijas.

La finca Virgen del Cobre fue famosa hace varios años porque allí Daniel Rendón, alias “Don Mario”, se reunía con periodistas, políticos, mafiosos y funcionarios del Alto Comisionado para la Paz. Se trata de un lugar en el que lo narco y lo paramilitar se ha campeado en las narices de la sociedad civil, de las víctimas y hasta de las autoridades.

Ciro Abadia, representante de la Asociación de Víctimas de Antioquia ASOVIMA, mencionó: “venimos trabajando, buscando el acercamiento a la SAE y al Gobierno, porque acá hay muchas víctimas del conflicto que no tienen una parcela para trabajar, para sembrar. Estamos interesados en el trabajo de realizar unos proyectos productivos en Urabá. Para nosotros poder trabajar y que la gente no ande pidiendo limosna, las víctimas nos convertimos en limosneros.”

“Estamos esperando que el director nacional se acerque a nosotros, porque todavía no. Para mirar como verdaderamente sacamos unos proyectos adelante” refiriendosé al Director de la Agencia Nacional de Tierras. Finalmente, contó que “no hemos podido llegar a la SAE, las organizaciones estamos mirando como es que nos digan como podemos acceder a un pedazo de tierra o una finca, para que se las den verdaderamente a la gente que necesita, porque a veces esas tierras se las dan a gente que tiene plata”.

Según la SAE, este no será el único predio entregado a las víctimas en la zona, sino que hace parte de un paquete de bienes que fueron de diferentes miembros del Clan del Golfo y con los cuales se quiere construir una región reconciliada.

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