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Hay consternación en la comunidad rural del Bajo Cauca al conocerse la muerte de un menor de edad a raíz de la mortal picadura de un insecto.
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Según ha trascendido, un pequeño de dos años identificado como Miller Osorio resultó muerto luego de haber sido picado, al parecer, por un alacrán en su propia vivienda en zona rural del municipio de Cáceres.
De acuerdo a la información suministrada por su familia a los medios locales, el accidente ocurrió el pasado 25 de noviembre, momentos después de que la hermana del pequeño lo bañara y justo cuando este se pusiera sus sandalias sin darse cuenta que al interior de la prenda se encontraba el mortal insecto, el cual lo picó.
Tras el llanto del menor por la herida, su madre –al darse cuenta de la situación– de inmediato llevó al niño al centro de salud de la vecina vereda Barro Blanco de Tarazá. Allí fue atendido inicialmente.
Posteriormente, el niño fue trasladado al hospital del casco urbano de Tarazá, donde le habrían suministrado una primera dosis de suero antiofídico. Sin embargo, tal parece que allí no había existencias suficientes para su atención y se sugirió su traslado a un centro médico de mayor nivel.
Por esta razón, el niño fue trasladado a la Clínica Pajonal de Caucasia con la esperanza de que los médicos especialistas salvaran su vida. Allí llegó para ser atendido el 26 de noviembre.
No obstante, luego de estar batallando por su vida, el pequeño Miller falleció en la madrugada del pasado 27 de noviembre a raíz de la gravedad del veneno del insecto.
Las exequias del menor se llevaron a cabo ayer 28 de noviembre, entre el dolor y la tristeza por su pronta partida.
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Casos como este justifican la alerta entre las autoridades médicas y medioambientales del departamento a raíz del incremento de mordeduras y picaduras de especies venenosas –incidentes también conocidos como accidentes ofídicos– en el departamento, toda vez que estos habrían sufrido un incremento del 36% si se comparan los casos registrados en 2009 con los de 2023.
Según los especialistas en el tema, el departamento ha tenido un silencioso incremento cada año cercano al 3% desde los registros de 2009 hasta los del año pasado. Sin embargo, las cifras recientes dan cuenta del fenómeno que afecta principalmente a las comunidades rurales del departamento.
De acuerdo con los registros del Instituto Colombiano de Salud INS, hace 15 años se presentó un consolidado de 546 accidentes ofídicos. En 2023 la cifra llegó a 744 y cuatro personas fallecidas. En 2024, hasta septiembre, iban 433 incidentes, de los cuales con el caso del pequeño Miller ya dejan dos personas muertas.
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