Hace un par de días se conoció que el presidente Gustavo Petro pidió al consorcio chino (que se encargará de la obra del metro de Bogotá) contemplar la posibilidad de que, al menos, el tramo que pasa por la avenida Caracas sea subterráneo, y mantener elevado el primer tramo del proyecto.

Esta idea fue atendida y desarrollada en la reunión de este viernes entre la Alcaldía de Bogotá, la Presidencia de Colombia y el Ministerio de Transporte, entre otras entidades.

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En el encuentro se conversó sobre la línea 1 y 2 del metro, los proyectos de Regriotram de Occidente y Norte, asimismo, de la Calle 13 y el Aeropuerto El Dorado de Bogotá.

Para comenzar, las entidades aclararon que en ningún momento se ha confirmado que la línea 1 y 2 del metro no vayan a llevarse a cabo como ya están planeadas. Sin embargo, señalaron que Gustavo Petro, después de conversar con el contratista y de escuchar a la interventoría, les solicitó una propuesta que refleje los costos de la primera línea si en el tramo de la avenida Caracas, entre calles 1 y 72, se hace subterráneo.

Todo esto con la intención de verificar si se pueden disminuir los costos del proyecto, el impacto ambiental y urbanístico en la zona; asimismo, las dificultades de movilidad.

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De acuerdo con el Ministerio de Transporte, la empresa a cargo de la línea 1 tiene dos meses de plazo para entregar la propuesta.

“No implica que se vaya a modificar el contrato ni lo que ya está acordado; simplemente para el 8 de enero se deben presentar los estudios. Se le pidió al contratista presentar una propuesta o un valor de lo que podía significar hacer una parte de la Caracas subterránea”, agregó el ministro de Transporte, Guillermo Francisco Reyes González.

Por su parte, la alcaldesa de Bogotá señaló que ya se tiene una contratación de deuda con la banca multilateral para hacer la segunda línea del metro subterránea en Suba y Engativá, que pretende beneficiar a dos millones y medio de personas. “Ese convenio de financiación está vigente, el presidente nos ha dicho que está comprometido con sacarlo adelante”, agregó Claudia López.

Asimismo, se refirió a la primera línea, recalcando que “el contrato y la financiación se mantiene, pero el presidente quiere que se explore la posibilidad técnica, jurídica y financiera de hacer subterráneo el tramo total o parcial de la Caracas”.

Por su parte, el consorcio y el interventor expresaron, a través del embajador de China en Colombia, “que con gusto se atenderá la solicitud. A la par que se entregue el diseño definitivo de la primera línea, se entregará la estimación de la eventual subterranización del tramo, pero ambos proyectos (línea 1 y 2) van adelante”, informó la alcaldesa.

Cómo va el metro de Bogotá

Actualmente, la empresa Metro ha avanzado 16 % en la construcción de la primera línea, puntualmente en los extremos del trazado: al suroccidente, el patio taller de Bosa y, al norte, la intersección en la calle 72. Por donde se proyecta el viaducto (avenida Villavicencio, avenida Primero de Mayo y avenida Caracas) se avanza en el traslado de redes de servicios públicos y casi todos los predios que se necesitan están comprados y demolidos. Esto demostraría que, ante un eventual ajuste del proyecto, no habría mayor impacto estructural.

No obstante, Juan Pablo Bocarejo, exsecretario de Movilidad de Bogotá en la administración Peñalosa (2016-2019), señaló para otro artículo en El Espectador, que cambiar o anular el contrato vigente sería un riesgo para la capital.

No le conviene a la empresa cambiar un proyecto firmado y financiado con el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Banco Europeo. El riesgo jurídico para la alcaldesa, el gerente de Metro y la junta directiva es enorme. Lo más crítico: se pierde el financiamiento, que será cada vez más costoso. Colombia y Bogotá pierden credibilidad y conseguir financiamiento será complejo, sin contar un atraso de al menos cuatro años”, indicó.

Petro se está jugando una carta más por rescatar algo de su plan de que Bogotá tenga metro subterráneo. Sin embargo, con un proyecto contratado y en ejecución, todas las partes deben estar de acuerdo: la Presidencia, el concesionario chino y la Alcaldía.

Los efectos: posibles demoras en el cronograma y sobrecostos que, como lo aclaró la alcaldesa Claudia López en su momento, los tendrá que asumir quien quiera el cambio. En este caso, sería el gobierno nacional, con lo que Gustavo Petro tendría que pagar un costoso premio de consolación.