La escena de un tren pasando cerca de un edificio residencial podría ser la introducción de una película ambientada en Nueva York (EE. UU). Posiblemente algunos espectadores, en cualquier parte del mundo, desearían despertar con esa vista todas las mañanas, pero para los habitantes de dos barrios de Bogotá, vecinos de la primera línea del metro, no es así. A pesar de que la vivirán en unos años, se resisten a creer que su barrio quedaría idéntico al de las películas.

A diferencia de Estados Unidos, en Bogotá apenas arrancará la construcción del metro, en el marco de un sinfín de pleitos por intereses políticos. A los obstáculos se suman ahora inconformidades de algunos vecinos, que insisten en que no los tuvieron en cuenta ante eventuales intervenciones que los afectarían, en especial los de los barrios La Fragua (Antonio Nariño) y Santa Isabel (Los Mártires), en el corazón de la capital.

Según el trazado de la primera línea, la calle 8 sur (entre la avenida NQS y la carrera 27), que divide los dos barrios, la están sometiendo a una transformación que, dicen los habitantes, está desvalorizando sus predios. Además, denuncian falta de información sobre los ajustes del proyecto; pagos inauditos por las casas que deben demoler e inseguridad por la falta de la vigilancia.

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Ante las quejas, la Empresa Metro, encargada de las obras, asegura que han comunicado a tiempo los cambios y que la intención es ofrecer espacios de socialización. No obstante, para la ciudadanía inconforme no es suficiente, pues de alguna u otra manera, insisten, tendrán que vender su patrimonio, abandonar los barrios en donde formaron familia y ver cómo “el proyecto acabará con un sector residencial que no fue diseñado para soportar un sistema de transporte de esa magnitud”.

La primera línea del metro tendrá 16 estaciones y pasará por Bosa, Kennedy, Puente Aranda, Barrios Unidos, Los Mártires, Antonio Nariño, Chapinero, Teusaquillo y Santa Fe. El proyecto comenzará en Bosa, donde construyen el patio taller.

De ahí tomará la avenida Villavicencio al oriente hasta la avenida Primero de Mayo; seguirá al oriente, teniendo intersecciones con la avenida Boyacá, avenida 68 y la carrera 50, hasta llegar a la NQS. Allí hará un giro a la izquierda hasta la calle 8 sur y avanzará hasta la intersección con la calle Primera y continuará por el eje del separador central hasta la avenida Caracas, por donde seguirá al norte hasta la calle 72 (la línea incluye una cola de maniobras de 0,6 km hasta la calle 78).

Hasta ahora parecía que los únicos inconformes eran algunos vecinos de Bosa y Kennedy, por la inseguridad alrededor de las casas demolidas y el bajo precio que ofrecieron por sus predios. Pero con el avance de las adecuaciones, el mismo golpe lo sintieron en Antonio Nariño y Los Mártires. Según Fabio Prieto Méndez, vocero de la veeduría Vecinos del Metro, esto demuestra falencias del proyecto.

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“El problema empezó cuando cambiaron el metro de subterráneo a elevado. Para el subterráneo comprarían 895 predios, para las entradas y salidas de los túneles. En este sector [la calle 8 sur] no iban a comprar viviendas, porque no había estaciones. En la estación Sena, que será la más cercana, necesitaban máximo ocho”, cuenta Prieto.

Con el cambio de planes en la administración Peñalosa (2016-2019) en cuanto al metro elevado, la cantidad de predios a comprar se incrementó. “Peñalosa dijo que el elevado se hacía más rápido y que eso lo iban a terminar en 2020 y después que en 2022. Se supone que deberíamos estar montando en metro”, agregó el veedor.

El problema, explica Prieto, radica en que a pesar de que las viviendas del costado norte de la calle 8 sur desaparecerán, “nunca” se analizó si la estructura de los alrededores soportaría las adecuaciones. “Nos habían dicho (en 2019) que solo iban a necesitar máximo 90 cm de los antejardines. El IDU le dijo a una vecina que le comprarían 0,78 centímetros, pero no se necesita ser ingeniero para ver que en esta calle angosta no caben las columnas de un tren sin afectar a otros actores viales”, enfatizó. Para el año pasado, la comunidad del barrio Santa Isabel recibió una nueva notificación: les comprarían todo el predio.

Según la resolución 883 del 23 de junio de 2021, de la Secretaría de Planeación, en total tendrían que comprar 70 predios adicionales a los 895 proyectados al principio. Además de los 59 predios de Santa Isabel, al costado norte de la calle 8 sur, entre la NQS y la carrera 27, el documento habla de un predio en la estación número 10, “reservar los predios para la implantación de la estación número 13, sobre la avenida Caracas, entre calles 24 y 25”, y un predio esquinero en la avenida Caracas con calle 66, “para mejorar la geometría del proyecto”.

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“Sabemos que a los vecinos los están llamando para negociar los predios. Pero no es solo vender. Nos enfrentamos a dos problemas: lo mal que nos pagarán por nuestras casas y la inseguridad. Cuando tumben estas casas serán 450 metros aproximadamente [entre la avenida NQS y la carrera 27] que quedarán con una culata fea. La empresa insiste en que va a pintar y a restaurar la zona, pero igual se va a deteriorar. Las casas que quedan en pie le van a dar la espalda al proyecto, terminarán desvalorizadas y expuestas”, contó Prieto.

Los vecinos agregan que las condiciones para negociar los predios, con los días, estarían cambiando, pues “una cosa es hacerlo cuando están todas las casas en pie, pero cuando falten pocas viviendas, terminarán dando una pequeña suma de dinero. Este año, en este barrio, llegaron los avalúos catastrales, para el pago del impuesto, hasta por $120 millones menos que en el año pasado, lo que evidencia que está desvalorizada la zona, contrario a lo que prometieron. Creemos que esto obedece a que hay mucho lote baldío”, dicen algunos habitantes.

Frente al mecanismo para definir el valor de los predios, la Empresa Metro ha señalado que, “de acuerdo con el artículo 6 de la Ley 1742 de 2014, por el cual se modifica el artículo 37 de la Ley 1682 de 2013, el precio de la adquisición de predios, por motivos de utilidad pública o interés social, será conforme al avalúo comercial”. Asimismo, sobre los ajustes que han conocido los vecinos de la calle 8 sur, la empresa, en su página web, indicó que se tiene planeado comprar un total de 1.421, pero “puede variar por las mutaciones prediales, como los desenglobes”.

Ante las denuncias de los residentes de La Fragua y Santa Isabel, quienes aseguran que existen inconsistencias en el trazado de la ruta que atraviesa estos barrios, por temas estructurales que tendrían repercusiones en el avalúo catastral, El Espectador contactó a la Empresa Metro para conocer una respuesta, pero hasta el cierre de esta edición no había emitido comunicación oficial. Además de garantías en materia de seguridad, la comunidad espera que los predios, que llegaron a costar hasta $500 millones, no los sigan pagando a mitad de precio, porque a pesar de que su barrio se está desvalorizando, lo contrario está pasando en el resto de la ciudad. “Con lo que nos dan, tendremos que pasar de una casa de tres pisos a un apartamento de 60 metros cuadrados”, concluyeron los afectados.