Todo comenzó con la decisión del mandatario antioqueño de pedirles la renuncia a los miembros de su gabinete. Si bien era algo protocolario, Quintero Calle dio un matiz de confrontación al decir que su nuevo equipo iba a derrotar al uribismo.

El alcalde no dijo en qué campo lo iba a lograr, pero sí dejó claro que pretendía cerrar con lujo de detalles su administración. Al parecer, por la fecha que mencionó, habría dado a entender que con eso iba a abonar terreno para las elecciones de 2023. 

Un día después llegó la respuesta de la congresista del Centro Democrático que le reclamó por su declaración. Le pidió que formara su equipo pensando en gobernar y no en derrotar al uribismo. 

Cabal dejó en el aire que el alcalde de Medellín debería estar más pendiente de servir a sus ciudadanos, en lugar de pensar en rivalidades políticas.

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El mandatario paisa no se quedó con la espina, y lejos de evitar la confrontación partidista, citó uno de los casos que más le ha costado al uribismo: los falsos positivos

En una secuencia de acusaciones, este domingo el alcalde le dijo a la legisladora que el gobierno de su corriente política formó un gobierno para hacer ejecuciones extrajudiciales, “y nadie les dijo nada”. 

Ese es el cruce de mensajes: