La magnitud del temblor fue de 4,8 grados y una notoria superficialidad de menos de 30 kilómetros bajo el lecho marino, lo que permite pensar que si hubiera sucedido en tierra firme habría sido posible sentirlo intensamente incluso en regiones alejadas.

No obstante, la distancia del epicentro con la costa colombiana permitió que no tuviera la más mínima repercusión ni se sintiera en lo más mínimo.

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Al ubicarlo en el mapa es posible evidenciar que incluso era más probable que se sintiera en Panamá que en Colombia.

La Dimar no informó de alertas de tsunami hasta el amanecer del sábado.