La unidad investigativa de El Tiempo pudo establecer que esta banda era liderada por Giuseppe Marando, quien era el encargado de abrir nuevas rutas de cargamento de cocaína y hacer alianzas en todo el país con delincuentes.

El medio de comunicación aseguró que este cabecilla trabajaba de la mano de un narcotraficante conocido como Giuseppe Tirintino, que, según las autoridades, era quien enviaba la droga camuflada a Europa en cargamentos de carbón y bananos. 

“Los emisarios de la mafia italiana se movían a sus anchas por Cali, Santa Marta y Barranquilla, sin levantar ninguna sospecha, y se daban la gran vida”, aclaró ese diario.

A esta historia también se unen Serafino Rubino y su hermano Giuilio, que tras años de trabajar con estos dos mafiosos extranjeros, fueron capturados el pasado 6 de diciembre, “con otras 87 personas, en una redada internacional simultánea que incluyó arrestos en Italia, Australia, Turquía, Alemania, Bélgica, Rumania, Surinam y Colombia”.

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De acuerdo con las declaraciones de las autoridades, citadas por ese medio de comunicación, a estos sujetos se les acusa de envíar cocaína en carbón y hasta en cargamentos de banano colombiano.

De hecho, al quedar aprehendidos, se revelaron otros datos que han sido claves a la investigación. Según El Tiempo, para operar usaban teléfonos encriptados para coordinar los envíos y emisarios, quienes pagaban con sus vidas cualquier filtración.

Pese a que aún no se han revelado todos los detalles de cómo operaba esta organización, Giuseppe Tirintino logró un acuerdo con la justicia a finales de 2016 para entregar todos los detalles de la banda.

Según él, explica el periódico, se filtraron el nombre de varias empresas de carbón implicadas en estos hechos de exportación de cocaína. Se trata de Mazloum Coal y Rigano Im & Export, asentada en Alemania, y la firma colombiana Yotor S. A. S., que se encargaba de pasar los cargamentos sin que fueran descubiertos por las autoridades.

“En Colombia teníamos muchos gastos: el alquiler de apartamentos y de la compañía que teníamos en Alemania y los tiquetes de avión, pues teníamos gente yendo y viniendo de Colombia. Además, los teléfonos encriptados. Comprábamos hasta 20 y 30 cada vez, y costaban 1.500 euros cada uno”, dijo Tirintino en su confesión, la cual fue conocida por el periódico.

Se cree, por ahora, que esta mafia italiana tuvo negocios con paramilitares y miembros del ‘Clan del Golfo’. Sin embargo, aún no se ha comprobado ningún hecho por parte de las autoridades.