Escrito por:  Redacción Nación
Nov 14, 2023 - 6:50 am

La postura del presidente Gustavo Petro sobre el conflicto que desató el grupo islamista Hamás, al asesinar a 1.400 israelíes y secuestrar a otros 240, amenaza ahora con alterar las relaciones de Colombia con otros países, particularmente los que le proveen armas.

(Le interesa: Gustavo Petro no les baja a sus mensajes contra Israel; les dijo “miserables y genocidas”)

Petro se ha negado sistemáticamente a visibilizar esa agresión de Hamás y a condenarla, y, por el contrario, ha enfilado sus baterías desde el día en que se produjo a descalificar la contraofensiva israelí en la Franja de Gaza, en donde se esconden los milicianos que perpetraron el ataque, el sábado 7 de octubre.

La guerra que desató el ataque de Hamás deja más de 11.000 muertos en Gaza, la tercera parte de ellos, niños, principalmente por los incesantes bombardeos de las fuerzas de defensa de Israel. El mundo reclama, especialmente en el foro de la ONU, una pausa humanitaria o un cese de las hostilidades.

Pero, precisamente, Naciones Unidas refleja la manera como el mundo está dividido frente a lo que ocurre en Gaza: no todos los países están de acuerdo con que Israel detenga su contraataque y apoyan la drástica acción contra el grupo Hamás por considerarlo terrorista.

En la orilla opuesta están los gobiernos que centran su reclamo contra la ofensiva militar de Israel, pero silencian el hecho que la originó. No se refieren de ninguna manera a la agresión de Hamás, ni condenan el hecho de que esa organización oprima y se esconda detrás (por debajo, en túneles, para ser más precisos) del pueblo palestino en la Franja de Gaza.

En ese grupo se alinea el Gobierno de Colombia, que hora anunció que no comprará armas a los países productores que hayan votado en contra o se hayan abstenido de votar en la proposición de la ONU que ordenaba cese al fuego en Gaza.

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El aviso lo dio el presidente Petro en su cuenta de X (antes Twitter), en donde habla de “la carnicería desatada por [Benjamín] Netanyahu [primer ministro de Israel] en el hospital Al Shifa en Gaza”. Petro ya había anunciado que acompañará la denuncia ante la CPI que inició Argelia contra Netanyahu.

En su anuncio sobre el cese de compra de armas, Petro también aseguró en la misma red social (se transcribe textualmente): “Ls paises democráticos y progresistas deben luchar por preservar el derecho internacional humanitario para impedir que la barbarie se expanda en el mundo”.

Es claro que considera la barbarie que evidentemente significan los bombardeos de Israel, pero sin referirse a la barbarie que también significó el ataque de Hamás, y que, usando sus palabras, también clasificaría como una “carnicería” en la que fueron asesinados dos colombianos por los cuales Petro tampoco se pronunció.

Es, como se lo señalan varios usuarios de esa red social, una curiosa y parcializada forma de ver la realidad y ofrecérsela así a sus seguidores y partidarios. Y es desde esa perspectiva que Petro, ahora, anuncia su decisión de no comprarles más armas a los países productores que hayan votado en contra o se hayan abstenido de votar en la proposición de la ONU.

Es decir que no les comprará a prácticamente los principales proveedores de Colombia, como Estados Unidos, Reino Unido y Francia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, ni a otros como Corea del Sur, Brasil, Albania, Ecuador, Ghana, Malta y Suiza, que se abstuvieron.

La pregunta que empieza a flotar es si la situación en Gaza la aprovechará Petro para cambiar los proveedores de Colombia (con las virtuales consecuencias diplomáticas que se puedan derivar), un país que necesita armas pues no ha superado el conflicto de décadas, ni siquiera con la denominada política de “paz total”.

En el grupo de productores de armas que sí estarían en la lista del presidente figuran entonces otras naciones como China, Rusia o Irán, que es reconocido por apoyar a grupos terroristas en diferentes partes del mundo, como el mismo Hamás. Colombia se empieza a preguntar si esos serán los nuevos proveedores de armas para el país.

El jugoso negocio de armas para Rusia

El jugoso negocio de las armas, por ejemplo, le ha dejado a Rusia, en lo que va del año y solo en África, contratos por más 4.500 millones de dólares, según Alexander Mijéyev, presidente de la exportadora estatal rusa de armamentos Rosoboronexport.

“En 2023 han sido firmado documentos contractuales [con países africanos] por un monto de más de más de 4.500 millones de dólares y planeamos firmar nuevos contratos antes de fin de año”, dijo Mijéyev, citado por la agencia rusa Interfax, en Emiratos Árabes Unidos, donde asiste al Salón Aeronáutico de Dubái.

Agregó que las exportaciones a países africanos representarán este año más del 30 % de total de los suministros de Rosoboronexport, único intermediario estatal en Rusia para la exportación de toda la gama de productos, tecnologías y servicios militares y de doble uso, y que se llevan a cabo consultas sobre nuevos proyectos en este negocio que siempre tiene compradores apetentes en todos los rincones del mundo.

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