Para muchos cundinamarqueses, durante este año se ha vivido la peor y más fuerte ola invernal en años. Y están en lo cierto, esta temporada es la que más víctimas fatales (24) ha dejado desde registros anteriores a 2015. A esto se le suman que hay más de 1.000 familias damnificadas, vías cerradas y viviendas destruidas.

Fue durante este segundo puente festivo de noviembre que el municipio de La Calera vivió derrumbes, avalanchas y desbordamientos debido a las fuertes lluvias. Allí, el invierno cobró a vida de Ángela Patricia Peñarete, de 29 años, quien murió ahogada tras ser arrastrada y quedar debajo de un vehículo y la de Hollman Rodríguez, de 33 años, debido a una avalancha en el sector de Arboreto, donde continúan las labores de búsqueda para localizar a su compañero de trabajo Javier Velilla.

(Vea también: Mujer que murió en La Calera había advertido peligrosidad de la vía: “Salvada por nada”)

Viotá es otro municipio de Cundinamarca que ha sufrido. El saldo es de siete personas muertas por deslizamientos de tierra y crecientes súbitas del río. El pasado 28 de octubre, dos mujeres, identificadas como Kelly Daniela Barbosa y Sara Lucía Chavarro, de 21 y 18 años respectivamente, fallecieron tras ser arrastradas por el río Calandaima.

El 22 de abril, en el mismo municipio, un deslizamiento de tierra sepultó a los cinco integrantes de una familia en el sector de Liberia y dejó a otras diez sin hogar. Dos días después, en el municipio de Arbeláez, al suroriente del departamento, la creciente súbita de la quebrada La Lejía arrasó con cinco personas, dentro de las que se encontraba una menor de 9 años.

Asimismo, en marzo, cuatro personas fueron arrastradas por un desbordamiento en el municipio de Quebradanegra. En las víctimas se encontraban dos menores de edad de 12 y 9 años. Un mes antes, un joven de 23 años, identificado como Juan Daniel Amador Pérez, murió en inmediaciones de la quebrada Peñas Blancas, en Fusagasugá.

Además de las víctimas fatales, las cifras generales en el departamento dejan 1.093 familias damnificadas, 13 viviendas destruidas, 188 viviendas afectadas y 304 vías cerradas, así como daños en 31 puentes vehiculares, en nueve alcantarillados, 12 colegios y 21 centros comunitarios. Esto sin contar con 15 pueblos en alerta roja, por los niveles de ríos, y siete en naranja.

(Vea también: Hambre y vivienda: las prioridades que debe tener el Gobierno para atender la ola invernal)

La situación no tiene cara de mejorar. De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), las fuertes precipitaciones continuarán en el departamento y se reportan niveles altos en la cuenca del río Bogotá, así como crecientes súbitas en las cuencas media y baja, hechos que ponen en riesgo a municipios como Villapinzón, Chocontá, Suesca, Sesquilé, Gachancipá, Zipaquirá y Tocancipá, San Antonio del Tequendama, Tena, La Mesa, Anapoima, Apulo, Tocaima, Agua de Dios y Girardot.

Si bien la Gobernación de Cundinamarca acaba de destinar $ 8.000 millones para atender la emergencia climática en Cundinamarca y equipos de Bomberos Cundinamarca, Ejército, Policía y Defensa Civil atienden la emergencia, queda en el aire la pregunta de si serán suficientes los esfuerzos para garantizar la seguridad de los cundinamarqueses.