La impuntualidad y los constantes desplantes del presidente Gustavo Petro han sido una de las características de sus poco más de seis meses de mandato. No son hechos aislados. Las frecuentes llegadas tarde o sus cancelaciones de agenda a último momento han generado malestar, críticas y todo tipo de especulaciones.

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Aunque los motivos y razones que siempre dan desde Palacio son diferentes para justificar las ausencias del primer mandatario, este viernes la jefa de Gabinete, Laura Sarabia –nada menos que quien le habla al oído a Petro y maneja su agenda–, dio su propia explicación sobre los sonados desplantes.

Según argumentó la funcionaria, Petro llega tarde o se ausenta de ciertos eventos debido a que no es el más riguroso con los temas protocolarios y prefiere sentarse a escuchar los reclamos u observaciones de una comunidad o un empresario sin límites de tiempo, lo que repercute en demoras y modificaciones en su apretada agenda.

“Para el presidente el tema protocolario, decir ‘solo tengo 2 horas para escuchar a tal comunidad’, no existe. Él prefiere que la gente se sienta escuchada, desde la comunidad en Cauca hasta el empresario que venía solo media hora y terminó hablando dos horas con el presidente de un sinfín de temas. Eso pasa en todos los temas”, dijo la funcionaria.

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Sarabia señaló que el mandatario no se ciñe a las estrictas normas de un evento protocolario, sino que procura ir más allá y sacrificar otros eventos de su agenda: “Él no es tan del evento protocolario, de ir a dar un discurso y regresarse.

Él va más allá de eso y ese es el tema de su agenda”, agregó la jefa de Gabinete, quien reveló que Petro arranca su día sobre las 6:00 de la mañana y a las 6:30 “está muy pendiente de lo que está pasando”.

El presidente ha sido protagonistas de varios sonados desplantes con militares, policías, magistrados de las altas cortes, taxistas e incluso a sus ministros. En enero pasado dejó esperando por más de cinco horas a quien –en teoría– es su coequipera en el poder, la vicepresidenta Francia Márquez.

En septiembre pasado, el que pudo ser el primer encuentro entre el presidente Gustavo Petro y el primer mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, quedó pospuesto por la impuntualidad del jefe de Estado colombiano.

No menos célebre fue el desplante del pasado 30 de noviembre, cuando Petro dejó vestidos y sin cena a los magistrados de las altas cortes. El propio presidente los había invitado a cenar a Palacio; sin embargo, nunca llegó, pues prefirió quedarse en Medellín hablando con su escudero, el alcalde Daniel Quintero.