El sábado pasado, cuando comenzó la tercera legislatura, se eligieron las mesas directivas del Congreso. La tensión estuvo en la elección del presidente de la Cámara, un cargo intensamente disputado por los representantes Katherine Miranda y Jaime Raúl Salamanca, ambos del Partido Verde, pero a los dos los diferencia un detalle: ella representaba la independencia de poderes, mientras que él fue el candidato del presidente Gustavo Petro y del gobernador de Boyacá, Carlos Amaya. Ahora, Miranda dijo como será su relación con el mandatario, y sigue con su actitud abiertamente independiente.
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El cargo es clave para el presidente Petro, pues en su tercer año de gobierno tratará de revivir reformas como la de la salud y la educativa, para lo cual intentará también buscar la aprobación del procedimiento conocido como ‘fast-track’ (vía rápida). La presidencia de la Cámara también es importante incluso si el mandatario insiste en su idea de sacar adelante una asamblea nacional constituyente. Para todo eso es necesario no encontrar piedras en el camino, y Miranda, sin duda, era una.
La representante ha asegurado que en los últimos dos meses el mandatario la ha atacado “cada vez que puede”, y dijo en Caracol Radio que se dio cuenta de que no llegaría a la presidencia de la Cámara al ver que el Gobierno Nacional estaba “enfilando toda su artillería” para que ella no llegara. “Cuando los ministros empezaron a llamar congresistas a recordarles los compromisos, lo que les habían entregado… Ahí me di cuenta de que la pelea no era claramente con un congresista., Jaime Raúl [Salamanca], sino que era directamente con el presidente Gustavo Petro”.
“Dije: esto es pelea de burro amarrado contra tigre, pero igual decidí ir hasta el final”, agregó Miranda en el mismo medio. “Lo correcto es darle a la Cámara la opción de votar de manera independiente, limpia, correcta, y darles una opción a mis compañeros. Claramente, el gobernador Carlos Amaya tiene tres congresistas (una senadora y dos representantes a la Cámara) y lo que tengo entendido es que hubo una negociación entre el gobernador y el presidente de la República, donde le dijo: ‘ponga usted en candidato y el Gobierno lo respalda’. Entonces, tuvimos un candidato del Gobierno y de la Gobernación de Boyacá”.
Preguntada en la emisora si había alguna evidencia de que el Gobierno hubiera hecho ofrecimientos a cambio de votos por Salamanca, la representante respondió: “Yo creo que es imposible tapar el sol con un dedo; lo que nosotros vimos las últimas dos semanas fue un desfile de congresistas a los ministerios, en donde eran atendidos por los propios ministros en compañía del representante Salamanca”.
También dijo en la misma frecuencia radial que no conoce el programa o la propuesta que hizo Salamanca, “pero sí conozco cómo fueron los ingresos de diferentes bancadas a los diferentes ministerios. Tengo también los testimonios de varios de mis compañeros, particularmente del Partido de La U, donde el ministro [de las TIC Mauricio] Lizcano les dijo que, si no votaban o si no salía un comunicado a favor de Salamanca, al otro día La U se quedaba sin ministerio”.
Poco después, en esa misma emisora, el ministro Lizcano negó enfáticamente que hubiera incidido de alguna manera en la elección de Salamanca en la presidencia de la Cámara.
Miranda agregó que “el día de las elecciones fue muy evidente ver ocho ministros, director de Planeación, pero también Colpensiones revisándoles los votos a los congresistas para asegurarse que de verdad estuvieran votando por Salamanca. Esas son las prácticas que históricamente se han utilizado y que hoy en el gobierno del cambio se mantienen”.
Sobre cómo queda ahora su relación con el presidente Petro, la congresista le dijo a Caracol Radio que “en palabras del mismo [ministro del Interior, Juan Fernando] Cristo, esto es un tema personal del presidente contra mí, que él no quería que yo fuera. La relación puede llegar a ser bastante cordial, normal. Él es el presidente, yo soy una congresista”.
También aseguró que el mandatario “estaba esperando que todos los partidos de Gobierno, todos los congresistas de Gobierno fueran un perro de taxista y le dijeran sí a todo, apoyaran todo, votaran todo. Mi relación con él va a ser de respeto infinito, como siempre la he tenido, pero de mí él solamente puede esperar control político, apoyo a las reformas que yo creo que le convienen al país, y me voy a oponer completamente a lo que yo creo que no le conviene al país”.
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