La postura no solo política, se entiende, sino la de su cuerpo, que se convirtió en ícono del lema del uribismo, ‘Mano firme y corazón grande’, con el que el líder del Centro Democrático gobernó al país durante ocho años.

Por la fuerza simbólica de ese gesto corporal, que luego evolucionaría hasta ser el logo del partido, ver esa imagen es ver a Uribe, por encima de su colectividad política.

Ahora, desde este jueves por la mañana, los colombianos que intercatúen con Duque en Twitter lo verán igualito (en la postura) a Uribe: muy erguido, en mangas de camisa, con la mirada ligeramente elevada y con su mano derecha sobre el corazón.

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Lo curioso es que ocurre apenas pasados los cien primeros días de su gobierno, justo cuando, de acuerdo con al menos dos encuestas, su favorabilidad cayó en picada.

Pese a que esa ha sido una de las críticas más recurrentes contra el presidente Duque (la de que sobre él pesa la sombra de Uribe), parece no querer hacer ningún esfuerzo por establecer alguna diferencia.

La imagen, es cierto, ataca directamente el subconsciente de las personas, que hacen de inmediato la asociación Duque-Uribe en esta estrategia de comunicación, y terminarán diciendo: es el mismo.

Pero también puede tener el efecto de darles la razón a quienes siempre han sostenido que detrás del presidente está el expresidente como un modelo, no solo para posar, sino para gobernar.

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Así luce ahora el perfil de Duque en Twitter:

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