Fue identificado como Mario Paciolla, de 33 años, y era voluntario de la Misión de Verificación de Naciones Unidas para el proceso de paz en Colombia, particularmente en la zona de Miravalle. El 15 de julio, cuando fue hallado, las autoridades colombianas hablaron de suicidio, pues presentaba heridas en las muñecas.

El cadáver llegó a Italia el pasado fin de semana, con total discreción, y se le está practicando una nueva autopsia. Su madre, Anna Motta, rechaza la hipótesis del suicidio, considerándolo una “reconstrucción falsa”.

“Queremos verdad. Nuestro hijo estaba atemorizado, mucho. No me resigno a creer la escena del suicidio de mi hijo en Colombia. El Estado italiano debe escucharnos y ayudarnos a descubrir la verdad”, le dijo al periódico La Repubblica al enterarse del deceso.

“En los últimos seis días no hacía otra cosa que mostrar su preocupación e inquietud por algo que había visto, entendido o intuido”, apuntó Motta al diario italiano.

Por eso, Italia espera verdad y respuestas sobre la muerte del cooperante internacional, añadió el ministro de Exteriores del país europeo, Luigi Di Maio.

Ilustración escena de crimen

Artículo relacionado

Crecen dudas por muerte de italiano en Colombia, ocurrida el día que volvería a su país

El jefe de la diplomacia italiana participó en la noche del jueves en un acto de vigilia por el voluntario, desde Nápoles, ciudad natal del joven muerto en Colombia en circunstancias aún por esclarecer.

Di Maio, también napolitano, expresó su apoyo a la familia en sus redes sociales, en nombre de todo el Gobierno:

“Estamos actuando en todas las sedes diplomáticas y hemos activado todos los canales internacionales para lograr la verdad sobre lo que le ocurrió a Mario”.

Di Maio dijo que en los últimos días estuvo en contacto con su homóloga colombiana, Claudia Blum de Barberi, y que esta le ha asegurado “la máxima transparencia en las investigaciones”.

“Hemos sensibilizado a las Naciones Unidas a través de nuestra representación y esperamos que lleguen todas las respuestas que la familia y todos nosotros buscamos”, instó el ministro.

“Porque una madre y un padre tienen el derecho de saber cómo ha muerto su propio hijo, es un derecho que el Estado debe defender y que yo defenderé”, concluyó.

La muerte de Paciolla ha traído a la mente el caso del estudiante Giulio Regeni, encontrado muerto y con evidentes signos de tortura en febrero de 2016 en Egipto, un homicidio que aún no se ha aclarado pese a las promesas de verdad de las autoridades de ambos países.