En diálogo con Q’HUBO, don David afirmó que los hijos de Sara Julia Díaz, quien por más de 25 años fue su compañera sentimental, no lo incluyeron en el proceso de sucesión del inmueble, aun sabiendo que él convivió más de 25 años con la señora, que falleció hace cinco años.

“Según ellos, yo no tengo ningún derecho sobre la vivienda. Cuando conocí a mi esposa, ella no tenía casa. Cuando estábamos juntos ella compró la vivienda y yo le ayudé a ponerla bonita. En el año 1988, cuando ella y yo nos conocimos, los hijos ya eran grandes, y varios ya eran independientes”, recordó.

El adulto mayor agregó que tras el fallecimiento de la señora Julia, cuando uno de los parientes de la mujer le preguntó qué iban a hacer con la vivienda, él les habría dicho que la vendieran y le dieran el 50 por ciento o entre ellos recolectaran esa cantidad de dinero y se lo entregaran.

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“Yo les dije que sentía que tenía derecho al 50 por ciento del valor de la vivienda. Ellos dijeron que no la querían vender y ahí quedó el tema. Sin embargo, en enero de este año me llegó una citación del Juez Séptimo de Paz. Esos días estuve muy enfermo y no pude asistir al encuentro”, relató el adulto mayor.

Como un baldado de agua fría, el 20 de enero, llegó a la vivienda, pero no pudo ingresar porque al parecer sus hijastros le habían cambiado las guardas. 

Por si fuera poco, sacaron sus pertenencias y las trasladaron a una bodega del barrio Ambalá.

Con lo que tenía puesto, don Gustavo se fue a poner pereque a donde un familiar. “Los perros se quedaron en la casa porque no pude abrir la puerta. Allí estuvieron unos días hasta que me llegó un escrito del Juez de Paz en el que me informaba que debía sacar los perros. Aclaro que varias veces fui a la vivienda a llevarles comida a los animalitos y no me dejaron ingresar”, dijo el afectado.

Aunque el mismo Juez de Paz le informó dónde estaban las pertenencias, él no las ha reclamado por varias razones.

“Primero, muchas cosas no aparecen en el inventario; segundo, no tengo dinero para contratar un carro de acarreos, y tercero, ¿para dónde las voy a llevar si no tengo dónde vivir?”, puntualizó el adulto mayor.

Qué dijo el juez del caso

Q’HUBO dialogó con Gustavo Roldán Navarro, Juez Séptimo de Paz de Ibagué, quien entregó el inmueble y autorizó el cambio de las guardas de la casa. Afirmó que los dueños de la casa, hoy, según documentos de la notaría, son los herederos (hijos) de la señora Sara Julia Díaz.

“El señor David Castiblanco no se presentó el día de la conciliación; además, no tiene ninguna prueba que demuestre que fue el compañero sentimental de la mujer, incluso, hay un documento firmado por él donde se asegura que él era solo un huésped en la vivienda. El señor no presentó la declaración de unión marital de hecho, que pudo hacerla cuando la señora Sara Julia estaba viva o hasta un año después de su fallecimiento, con dos testigos”, explicó.

El 3 de marzo de 2022 el Juzgado Décimo Penal Municipal Mixto con Funciones de Conocimiento le ordenó al juez de paz, Gustavo Roldán Navarro, en una medida cautelar a una acción de tutela, suspender la ejecución de lo decidido el 20 de enero de 2022 (entrega de la vivienda y cambio de las guardas), y devolverle las pertenencias a Castiblanco. Asimismo, autorizó la residencia del señor en la casa 28, manzana D del barrio Tierra Firme. Aunque el fallo en primera instancia amparó los derechos del adulto mayor, el Juez Séptimo de Paz apeló.