Y es que recientemente en Quibdó han estado circulando audios amenazantes en contra del personal de la salud, haciendo que se enciendan las alarmas, informó Noticias Caracol.

Camilo Hernández, interventor del Hospital San Francisco de Asís, fue el encargado de denunciar la situación en el informativo y pidió protección para los doctores.

En los audios piden “que digan dónde viven los médicos y que pasen esa información, porque ya hay combos especializados para matarlos”, aseguró Hernández en el noticiero.

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Carlos Palacios, médico que combate a la COVID-19 en la capital chocoana, relata que ahora el miedo es otro virus que se ha regado por los centros de atención en esa zona del país.

“Están estigmatizándonos, señalándonos y diciéndonos que estamos matando gente”, lamentó el médico en el informativo.

Visiblemente afectado, Palacios desestimó la acusación: “Yo no me lucro porque un paciente vaya a la clínica. Yo tengo un sueldo fijo”.

Jennifer Jabe, enfermera jefe de la Clínica Santiago, dice que la discriminación llegó a tal punto que la gente cree que quienes trabajan salvando vidas son “bichos raros”.

“La gente se nos aleja y eso no debe ser así. Nosotros somos las personas que más nos cuidamos”, agregó.

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Las autoridades, solo un lamento al aire

Si bien la Secretaría de Salud reprochó estos actos inexplicables, las amenazas se están convirtiendo en una constante para los médicos y para los enfermeros, sin que ocurra nada de fondo.

“Es lamentable que tengamos que enfrentar otra epidemia, y esa epidemia es la falta de responsabilidad social y de tolerancia contra el personal de la salud”, dijo Gloria Prado, secretaria de Salud del Chocó.

Ante estas amenazas, las autoridades van a empezar una investigación para saber de dónde llegan las intimidaciones, concluyó el medio.

Casos como estos hacen recordar episodios infortunados en otras zonas del país como el del doctor José Buelvas, en el departamento del Atlántico, a quien le llegaron panfletos amenazantes, supuestamente, por haber dejado morir a un paciente.

Es tal la crisis de miedo y seguridad que viven los médicos que varios han optado por disfrazarse para así pasar desapercibidos y llegar a las clínicas y hospitales en donde trabajan.

Así ocurrió en la clínica Adela de Char, en Soledad, donde su gerente Leonela Barraza dijo que sus funcionarios llegan con gorras, con gafas y con caretas para cumplir con su trabajo y librarse se seguimientos y amenazas.