Gustavo Petro se refirió al tema de las redes sociales en el espacio de humor de Caracol Radio, este viernes, y dijo que al principio fue difícil ya que lo desalentaba ver tanto comentario negativo en su contra.

“Cuando empecé a usar estas redes y cuando vino todo este periodo uribista, en donde usan la calumnia como forma de hacer política, pues leía los comentarios y me pegaba unas deprimidas muy grandes porque decía: ‘Pero qué diablos, ¿será que nadie me quiere en este país?”, comentó.

Pero el senador dijo, en el programa, que con el paso del tiempo fue entendiendo que así como hay personas reales que opinan, también hay “muchos otros que son pagos, lo que llaman ahora bodegas, y se necesita muchísima plata, y poner ejércitos y tecnologías en función de eso”.

Fue por eso que, según Petro, dejó de leer los comentarios y comenzó a darles un uso diferente a las redes: “Me interesan para dejar unas posiciones, a veces rápidas, y otras más estratégicas en función de mis ideas, porque soy un hombre de izquierda, pero con un proyecto político democrático”.

Luis Carlos Vélez

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En ese punto de la conversación, en donde interactuó con el humorista que lo imita (Nelson Polanía ‘Polilla’), el congresista aclaró si es verdad que muchos de los tuiteros que lo protegen son pagos o de perfiles falsos.

“Todas las personas que, en general, me defienden son reales. No están organizadas ni nadie les da una orden, y nunca hemos usado eso para construir bodegas. Es decir, pagarle a gente para que hable, haga ‘troles’ y perfiles falsos”, aseguró Petro, que habló en primera persona del plural.

Al final de la entrevista, que hace parte de un formato de humor en donde se enfrentan el personaje real y el imitador, el senador les pidió a sus seguidores “que nadie ataque a la persona, sino a los argumentos”.

Vicky Dávila

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La intervención de Petro en el programa de humor generó varias reacciones en Twitter de quienes se muestran a favor y en contra de sus discursos, y, como era de esperarse, se abrió un debate sobre el uso de las denominadas bodegas y de los ataques como forma de hacer política.