El invierno no da tregua en Bogotá y Cundinamarca, cobrando cada día víctimas, damnificados y daños en la región. Lo peor es que, según el Ideam, la situación va para largo y las montañas sobrecargadas de agua incrementan el riesgo de deslizamientos, represamientos de quebradas y crecientes súbitas o avalanchas. El balance del fin de semana es angustiante.

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A la tragedia de La Calera, con dos víctimas fatales (Ángela Peñarete, de 27 años, y Alejandro Rodríguez, de 33), una persona desaparecida (Javier Velilla), varios puntos colapsados en la vía y 46 familias afectadas, se suma el panorama de Cundinamarca, que es poco alentador.

Según la Gobernación, se reportaron 72 municipios afectados por deslizamientos, inundaciones, crecientes súbitas y granizadas. Solo este lunes, según el capitán Álvaro Farfán, delegado de Bomberos de Cundinamarca, se registró un deslizamiento en la vereda San Juan, del municipio de La Vega, que tiene en riesgo a un condominio. Además, debido a los altos niveles de los ríos, se identificaron socavaciones en el sector Santa Ana, en Suesca, y en el sector Plenitud, de Anapoima, así como aumentos críticos del río Bogotá, en Sesquilé, lo que ha obligado algunas evacuaciones.

Las cifras generales en el departamento indican que las lluvias dejan 1.093 familias damnificadas, 13 viviendas destruidas, 188 viviendas afectadas y 304 vías cerradas, así como daños en 31 puentes vehiculares, en nueve alcantarillados, 12 colegios y 21 centros comunitarios. Esto sin contar con 15 pueblos en alerta roja, por los niveles de ríos, y siete en naranja.

Aunque todo el departamento está en riesgo, los principales esfuerzos se concentraron este lunes en La Calera, donde los equipos de emergencia pudieron trabajar gracias a una leve tregua que dio el clima. La prioridad estuvo en Arboreto, donde se concentraron en la búsqueda de Javier Velilla, uno de los desaparecidos del pasado sábado. Allí trabajaron 200 socorristas y cuatro equipos profesionales de Bomberos, Ejército, Policía y Defensa Civil, pero al final de la tarde las tareas fueron infructuosas.

Otras cuadrillas se dedicaron a remover escombros, talar árboles y reubicar postes de energía. Aunque los trabajos avanzaron, la vía a La Calera seguirá cerrada hasta que sea seguro transitar. Así lo indicó la alcaldesa Claudia López, quien agregó que, pese a que la inspección con drones en la parte alta de la montaña no muestra nuevos represamientos, que adviertan una avalancha, hasta tener seguridad la vía seguirá inhabilitada.

Todo esto llevó a que se declarara la calamidad pública, primero en Cundinamarca, como lo hizo el gobernador Nicolás García el pasado 2 de noviembre, y en Bogotá, como lo hizo la alcaldesa López el domingo, tras la reunión del Puesto de Mando Unificado (PMU). La figura les permitirá atender de manera más eficiente las emergencias que se vienen por el invierno.

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Con esta declaratoria, tanto la capital como el departamento se alistan para más lluvias, como lo alerta el Ideam, que pronosticó que a mediados de noviembre llegarían lluvias significativas, que se mantendrán en las próximas semanas. “La región Andina seguirá con lluvias entre moderadas y fuertes, especialmente en horas de la tarde noche y madrugada. Especial atención en Cundinamarca”, indicó Yolanda González, directora general del Ideam.

Más allá de las montañas sobrecargadas hay preocupación en los cuerpos de agua. El Instituto informó que se presentan niveles altos en toda la cuenca del río Bogotá, según los registros observados en las estaciones hidrológicas, que indican crecientes súbitas en la cuenca alta y probabilidad en las cuencas media y baja. “Se espera que esta situación se mantenga, por lo que se recomienda a la población estar atenta a los cambios de nivel del río Bogotá”, agregó la directora.

Actualmente están en alerta roja los municipios de Villapinzón, Chocontá, Suesca, Sesquilé, Gachancipá, Zipaquirá, Tocancipá, San Antonio del Tequendama, Tena, La Mesa, Anapoima, Apulo, Tocaima, Agua de Dios y Girardot, y en alerta naranja las poblaciones de Cajicá, Chía, Cota, Funza, Mosquera, Bogotá y Soacha. Por ahora las autoridades de Bogotá y Cundinamarca siguen en alerta máxima. Las lluvias seguirán, y con ellas el riesgo. No sobra el llamado a los ciudadanos para que estén alertas y reporten oportunamente cualquier señal de peligro producto de las lluvias que azotan la región.

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