Las apreciaciones de Valbuena sobre Merlano se dan en momentos en que la justicia busca establecer con exactitud el grado de participación de las personas que estaban con ella en el consultorio del norte de Bogotá, y su parentesco real.

Hasta ahora, los medios de comunicación son los que han señalado que entre las personas que acompañaban a Merlano en el sitio de su fuga estaban sus dos hijos.

Valbuena recordó en Noticias Caracol que Merlano incursionó en temas de liderazgo y política desde muy joven, por lo que empezó a “tener cierta aceptación, no solamente por ser una mujer que físicamente era muy atractiva, que llamaba la atención, sino también inteligente, astuta”.

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“Por eso, incursiona en toda esta maquinaria política y, lamentablemente, en el tema criminal, en delitos de corrupción”, agregó en el informativo el sicólogo, profesor de la universidad Manuela Beltrán. “Sin duda, la determinante no es ella. Hay alguien detrás de ella. Pero ella sí, de manera maquiavélica, que es uno de sus rasgos de personalidad, participa en esa fuga. Le gusta, le excita, hace parte del reto que ella quería asumir”.

Subrayó en ese medio también que “no solamente es una persona narcisista, por el nivel que ha logrado en la parte política, y toda la maquinaria que la acompaña, sino que, además, es manipuladora, es maquiavélica. Y hay algunos rasgos de tipo sicopático que le permiten precisamente no medir las consecuencias de lo que está haciendo, burlarse de la justicia, comprar a quienes le permitieron y le facilitaron la fuga”

Preguntado el especialista por qué alguien involucra inclusive a su entorno familiar, a sus propios hijos, respondió: “En el perfil de Aída Merlano hay tres rasgos o características: su narcisismo, de sentirse alguien único e irrepetible, poderoso por toda la maquinaria que mueve, por todo lo que es capaz de hacer; rasgos de maquiavelismo, porque, precisamente, planea y se atreve a hacer cosas ilícitas sin importarle las consecuencias, y los rasgos sicopáticos por los que no le importa utilizar a su familia”.

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Pero Valbuena fue más allá y dijo en Noticias Caracol que “hay otras mentes detrás de esto, que aprovechan el rasgo de maquiavelismo de Merlano y le dicen: ‘Es emocionante burlar la justicia, usted ya lo ha hecho muchas veces, qué más da que se vuele. No se aguante’”.

Recordó en el informativo que Merlano ya había protagonizado una especie de “avanzada” o intento cuando “simuló un presunto suicidio con un aparente corte de venas y tomarse una medicación, planeando esa tentativa de fuga. Ahí ya había algo que se venía fraguando”.

“Ella pudo tener conciencia de que en el consultorio desde donde se fugó había cámaras y, en algún momento, al saberlo, no le importaba”, siguió el sicólogo. “Incluso era parte de lo que se quería mostrar: el trofeo de burlar a la justicia”.

No cree en la teoría de que Merlano hubiera sido engañada. “Esta no es una persona que fácilmente se deje engañar. Por el contrario, es una engañadora profesional”, dijo tajante.

Otra consideración del sicólogo forense sobre Merlano agrava aún más la responsabilidad del Inpec en el caso. “¿Era imposible predecir que quería fugarse, analizando el perfil sicológico de ella, por parte de la guardia, del Inpec, para adelantarse a un hecho como estos?”, le preguntó Juan Diego Alvira.

“No era imposible predecirlo”, respondió.