La frase de Dávila planteaba en realidad una pregunta para seguirlo describiendo. Morales respondió:

“Eso, de todas maneras, ocurre con cualquier agresor. No es solamente porque el agresor de Claudia Morales sea una figura relevante, de alguna manera, en nuestra historia, sino porque esos Harvey Weinstein están en todos los universos”.

A pesar de que Morales se ha negado una y otra vez a revelar el nombre de esa persona, y que ha rechazado los intentos de la gente por ‘adivinar’, sistemáticamente ha dado pistas que conducen a la identidad del agresor. Lo que es claro con esta, su última pista, es que ninguno de sus jefes periodistas, por más lejos que haya llegado, alcanzará la altura para ser una figura relevante en la historia de Colombia.

Aunque en su columna inicial solo dijo que era un jefe, luego en entrevistas en varias emisoras, ha terminado por decir, por ejemplo, que ese hombre “es capaz de muchas cosas, porque la vida que esa persona ha tenido ha demostrado que nada de lo que ocurra a su alrededor le puede hacer daño […] tiene todo el poder para poderse salir con la suya”, y no descartó que fuera alguien relacionado con la política.

“Pues el abanico es grande porque yo he trabajado en muchos sitios. He tenido la fortuna de explorar muchos escenarios del entorno del periodismo y de la comunicación”, dijo Morales en Blu Radio, el pasado viernes.

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La lista de jefes sobre los que literalmente se ha montado una cacería de brujas, o un juego de adivinanzas, incluye a Juan Carlos Pastrana, Yamid Amat, Julio Sánchez Cristo, Álvaro Uribe, Hernán Peláez y Gustavo Gómez Córdoba.

Sin embargo, la periodista Morales ya descartó a algunos: