La millonaria inversión se hizo en 52 visores nocturnos que se compraron en Estados Unidos, indicó el órgano de control. No obstante, los elementos son de grado 3, lo que quiere decir que no son de uso militar.

Los visores nocturnos que compró el Ejército son utilizados para deportes como alpinismo y montañismo, por lo que no tienen un nivel de control ni seguimiento estricto por el gobierno de los Estados Unidos.

Los que debía comprar eran los de primer grado, que son los que utilizan los militares estadounidenses en sus operaciones.

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Para la Contraloría, la situación se generó por gestión ineficaz e ineficiente que no se compadece con los fines y cometidos del Estado, producto de deficiencias en decisiones y controles establecidos para la recepción de bienes y supervisión del contrato”, expresó la entidad. 

La compra se hizo en el 2017, pero los productos llegaron en 2018. El Ejército los recibió, por lo que ahora se habla de un posible detrimento.

A continución, el pronunciamiento del órgano de control: