La Noche de la Excelencia 2025, organizada por el Ministerio de Educación Nacional, reconoció a los educadores que transforman la educación en Colombia y luchan por una enseñanza equitativa e inclusiva en todo el territorio. En esta edición, el departamento del Quindío tuvo un representante notable: Eder William Ortiz Medina, quien se ha consolidado como referente nacional gracias a su trabajo en la Institución Educativa Gustavo Matamoros de Armenia. Licenciado en Ciencias Sociales, Ortiz Medina fue distinguido por su liderazgo y por su compromiso sostenido durante ocho años en la orientación de experiencias pedagógicas centradas en la garantía de los derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas y jóvenes. Según información publicada por Crónica del Quindío, este reconocimiento surge de la labor que impulsa un cambio profundo en el sistema escolar mediante la inclusión y la sensibilización.
Ortiz Medina lidera Anatema, un colectivo fundado inicialmente con estudiantes de bachillerato y posteriormente universitarios. Anatema ha sido fundamental para visibilizar, educar y acompañar a las comunidades sexualmente diversas. Además, ha desarrollado procesos de sensibilización sobre violencias basadas en género, particularmente aquellas que se presentan tanto en el entorno escolar como en el núcleo familiar. Igualmente, se enfatiza la formación en masculinidades no violentas y en el fomento del respeto a las identidades de género. Dentro de las experiencias lideradas, resalta el caso de Nia Alexandra, estudiante que logró graduarse con su nombre identitario en un colegio público –un hito de inclusión– y que hoy continúa vinculada al colectivo mientras cursa estudios en trabajo social.
A través de cartografías sociales realizadas con estudiantes desde el grado tercero hasta once, Anatema ha impulsado una comprensión más amplia de las problemáticas que enfrentan particularmente niñas y adolescentes. El colectivo se ha vinculado a espacios como la Expedición Pedagógica Nacional y el Movimiento Pedagógico Nacional, y forma parte de la Red de Género del Eje Cafetero, extendiendo su impacto más allá del aula de clase. Entre sus logros más recientes se encuentra el desarrollo de un protocolo piloto de atención a violencias basadas en género, que aspira a consolidarse como el primero en su tipo en la región en los próximos años.
La postulación de Ortiz Medina a la Noche de la Excelencia fue promovida por la comunidad educativa, que reconoce su dedicación en la formación integral desde una perspectiva de género. De más de 800 docentes convocados en todo el país, Ortiz se posicionó entre los seis finalistas cuyas iniciativas son destacadas por el Ministerio de Educación por su impacto real en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos en la escuela.
El trabajo de Anatema está incluido en el Proyecto Educativo Institucional (PEI), lo que garantiza su legitimidad y permanencia como parte estructural de la formación escolar. Ortiz Medina relata que su motivación surgió al presenciar casos reiterados de violencia y falta de comprensión en el entorno familiar y escolar de sus estudiantes. Además, comparte que su propia experiencia como sobreviviente de violencia sexual influyó profundamente en su activismo y en la creación de rutas de atención que han permitido romper silencios en la institución y enfrentar resistencias sociales y culturales. Si bien ha enfrentado rechazo y amenazas por su labor, el respaldo de la comunidad y el reconocimiento oficial fortalecen su convicción de seguir adelante.
El nombre Anatema, elegido por las y los estudiantes, se inspira en el término bíblico para referirse a quienes han sido excluidos, resignificándolo para dignificar a las personas históricamente marginadas. De esta manera, Anatema asume una postura de disidencia y diversidad, posicionándose como una referencia en la reflexión pedagógica y en la construcción de entornos escolares seguros e inclusivos.
¿Cuál es el impacto de incluir el colectivo Anatema en el Proyecto Educativo Institucional (PEI)?
La integración de Anatema en el PEI refuerza la importancia de que la perspectiva de género y la inclusión de la diversidad sean parte estructural y legítima de la formación escolar, no solo actividades aisladas. Este reconocimiento institucional permite que acciones y protocolos de atención a violencias basadas en género tengan continuidad y respaldo oficial.
Esto es relevante para otras instituciones educativas porque muestra que la transformación cultural y pedagógica comienza al reconocer estos procesos en el corazón del currículo escolar. Legitimar la labor de colectivos como Anatema puede servir como modelo para expandir proyectos similares en otras regiones, especialmente en aquellas donde las resistencias y prejuicios aún persisten.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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