“Ambos se parapetan en la guerra para fabricar retorcidas retóricas guerreristas con la intención de que renazcan proyectos mesiánicos en los que ya nadie cree”, escribe la columnista.

“La decisión de ‘Iván Márquez’ de volver a las armas es un acto de la más infinita cobardía”, dice para comenzar a refutar el argumento del cabecilla según el cual retoma las armas porque el acuerdo de paz no se ha implementado.

“Descubrió el agua fría”, le dice Duzán a ‘Márquez’. “Los que hemos luchado por la paz sabemos que la implementación ha sido difícil. […] Esta realidad de a puño no justifica su vuelta a las armas y en cambio sí nos cierra los espacios a los que hemos defendido el acuerdo porque vuelve a mezclar la política con las armas, una receta explosiva que ha servido de gasolina para que Colombia no pueda salir de los ciclos de violencia”.

Paisa Márquez y Santrich

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Esta columnista contrasta la decisión de ‘Márquez’ con la lucha que han desplegado los defensores de la paz, con quienes denunciaron lo que llama las “movidas” del exfiscal Néstor Humberto Martínez para “socavar” el acuerdo, y con el “ocaso” de Álvaro Uribe, que tiene “la popularidad más baja desde que llegó al poder”.

“A los cobardes les queda más fácil parapetarse en las armas argumentando que no tuvieron más garantías que darle las explicaciones a su propia gente de por qué un sobrino suyo capturado por la Fiscalía dizque por hechos de corrupción con los dineros de la paz […] terminó de informante de la DEA”, le recrimina Duzán a ‘Márquez’.

Y le insiste: “Para defender lo firmado en esta democracia amorfa y compleja, tan reacia a los cambios, se requiere ser valiente. Esta estamina la tienen ‘Timo’, ‘Pastor Alape’, ‘Pablo Catatumbo’, ‘Carlos Antonio Lozada’, entre otros excomandantes. ‘Márquez’ no”.

“Esta no es la Colombia de Marquetalia”, asegura Duzán, en referencia al mito fundacional de las Farc en la década de los 60, invocado por ‘Márquez’ en su proclama de guerra conocida este jueves. “Ni siquiera es la Colombia del 2002, cuando Uribe llegó como un salvador del país. Esta es la Colombia del posconflicto, la que se despertó luego de un acuerdo de paz que se logró pactar con la guerrilla más grande del continente para que dejara las armas a cambio de que entrara a la política”.