Lo hizo en su más reciente columna en la revista Semana, que tituló ‘Chiflados’.

En su texto, el periodista comienza diciendo la admiración que tiene su hijo Rafael por la Selección Colombia, él era el más contento el pasado 6 de septiembre porque por primera vez vería al equipo en vivo en un estadio. Era una fecha especial.

“Se puso la camiseta de Colombia, con la que de vez en cuando va al colegio, los tenis nuevos que compramos en vacaciones y la pantaloneta con la que ha marcado sus propios goles”, relata Coronell, describiendo además que su amigo Félix de Bedout fue quien lo invitó al estudio junto a su familia, y que era un plan que se había organizado desde hace varios meses.

Según dice, todo el partido estuvo muy bien e, incluso, resultó mejor de lo que imaginaban. Su hijo estuvo muy feliz y, pese a que terminó empatado, fue emocionante ver allí a la Selección.

Sin embargo, la ira se desató cuando después del pitazo final iban a salir del estadio y se cruzaron con los dos personajes que lo insultaron a él y De Bedout delante de varios hinchas y de su propia familia.

“Eran dos hombres. Inicialmente uno hablaba y el otro grababa con un teléfono. El del teléfono me decía vulgaridades pero sin emitir sonido, solo moviendo los labios, quizás para despertar una reacción mía o de Félix de Bedout sin que quedara grabada la evidencia de su provocación”, contó Coronell en su columna en Semana.

Seguido, destalló más las ofensas de ambos sujetos. “Vos sos un periodista mediocre, sin ética… y vos también…”, les gritaban. Además, a viva voz les insistían: “Le entregaron el país a la guerrilla. Son socialistas, comunistas…”.

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El periodista admite que el hecho le produjo mucha ira, entre otras cosas, porque ocurrió delante de sus familias y a ellas les tocó padecer también los insultos.

“¿Por qué mi hijo tenía que sufrir una agresión a su papá por cuenta de mi trabajo? ¿Por qué soportar en silencio un intento de lapidación pública?”, cuestiona el periodista.

Además, explica por qué tomó la decisión (en cuestión de milésimas de segundo) de no responder antes los insultos y provocaciones de los hombres energúmenos. “En ese instante, ese segundo afortunado, alcancé a pensar que si respondía, terminaría yo convertido en el agresor”, describe.

Finalmente, Coronell dice que uno de los sujetos le preguntaba que por qué odiaba tanto a Álvaro Uribe si, según ellos, es el mejor presidente que ha tenido Colombia. E, insiste, en que varias veces ha dicho que no odia al senador Uribe ni a nadie, simplemente cumple su oficio de hacer periodismo y denunciar la corrupción y los abusos de poder.

“Por eso investigaciones mías han probado, por ejemplo, la compra de los votos parlamentarios que hicieron posible la reelección de Uribe, o las decisiones de funcionarios que volvieron multimillonarios a sus hijos durante su gobierno”, defiende el columnista de Semana, y detalla otros de los logros que ha tenido, en pro del país, con sus investigaciones.

Por último, dice que por cuenta de su oficio ha recibido amenazas, campañas de desprestigio y le ha tocado vivir en el exilio.

“Después de todo eso, no me van a callar dos personas insultando en un estadio. Aunque eso haya arruinado el día feliz de Rafael”, concluye.