Se conoce como maestro a aquella persona que enseña un arte o un área académica, o que cuenta con un título para hacerlo. Más allá de la definición teórica, los profesores son recordados por ser las personas que pueden cambiar la forma de ver y concebir el mundo.
LA PATRIA encontró a cuatro docentes que después de pasar por un hecho abrupto, como lo fue el confinamiento a raíz de la COVID-19, les ofrecen nuevas herramientas a los niños, niñas y jóvenes para que puedan adaptarse al regreso a la presencialidad.
Jeison Andrés Marín García, docente de Artística y Música del colegio Pueblo Rico, en Neira, explicó que “lo difícil no fue volver a las aulas”.
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El maestro confesó que lo complicado fue encontrar en los estudiantes una revolución en cuanto a la convivencia. “La disciplina ha sido lo más complejo. Sin embargo, poco a poco se van retomando el orden y el respeto”.
Marín expresa que volver también implica: “el encuentro con el otro, apreciar las pequeñas cosas, los detalles, los paisajes”.
El proceso
El confinamiento dejó la reflexión sobre la importancia del contacto con el otro. En concordancia con esto, Jeison decidió iniciar un proyecto de formación musical a través de la banda estudiantil de música, en la que se hacen procesos de sensibilización rítmica y melódica.
El docente comenta que la intención final es brindar a los estudiantes oportunidades diferentes. “Es un eje motivante que genera interés, que puede darse como proyecto de vida y principalmente como factor de desarrollo de habilidades sociales y cognitivas que ayuden a mejorar contextos sociales”, agrega.
Por su parte, Sergio Eduardo Montoya Benítez, docente de Español del Gimnasio Campestre La Consolata, indicó que dejar de lado las rutinas puede ser complejo y para él no fue la excepción.
“Pienso que volver fue confuso, porque nos acostumbramos a la virtualidad. Sin embargo, la presencialidad es totalmente necesaria para que los procesos de socialización y aprendizaje se desarrollen adecuadamente, tanto en adultos como en niños y jóvenes”, expresa.
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Sergio cuenta, además, que estar de vuelta en las aulas lo puso de cara a algunos retos: cuidar la bioseguridad, evitar el contacto físico y sobre todo, retomar los hábitos de la vida escolar. “Me tuve que atrever a enseñar de formas versátiles e innovadoras. Pude adaptarme al uso de TICS en las aulas”, relata.
Las dinámicas implementadas
El docente manifiesta que algunos estudiantes regresaron susceptibles emocionalmente, por lo que semanalmente realiza encuentros grupales dirigidos, en compañía de los tres líderes estudiantiles, en los que se median conflictos, se dictan talleres con situaciones problema y se hacen integraciones para fortalecer el ambiente escolar.
“Nuestra institución trabaja la pedagogía en la convivencia (PDC), como pilar fundamental, este modelo plantea comités de trabajos integrados por toda la comunidad educativa, y consiste en poner en práctica los principios de: perdón, reconciliación, justicia restaurativa, emociones en contexto y ética del cuidado”, cuenta.
Sergio precisa que con estas estrategias quieren lograr en los estudiantes inteligencia emocional y una formación integral.
Para Lina Marcela Montoya, profesora de Inglés del colegio Juan Bautista de La Salle, el regreso a las aulas trajo desafíos. Narra que esto no se debió solo a la ruptura en los procesos académicos, sino a la recuperación de los espacios sociales y la vida escolar en general. “Retomar la formación escolar, desde una mirada más flexible y humanizante”, anota.
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Sin embargo, la virtualidad le dejó a esta docente un conocimiento en las didácticas de las herramientas tecnológicas.
“Comprendí que es necesaria una transformación de fondo en todo lo que implica ser docente. Pude resignificar mi profesión. Aprendí a valorarla mucho más, teniendo en cuenta que como docentes formamos en todo sentido”.
De igual forma, asegura que la ausencia de los maestros influyó directamente en el comportamiento de los estudiantes. “Hemos tenido que empezar de cero, desde modales básicos hasta un fuerte trabajo en resolución de conflictos y tolerancia. Los maestros somos eje formador de la sociedad”.
La solución
La formadora en aras de buscar alternativas creó un podcast llamado ‘Historias reales para chic@s reales’. Según explicó, es un proyecto social, de carácter personal, que nace por la preocupación e interés en la salud mental y emocional de los estudiantes de Manizales después de la pandemia.
El podcast pretende fomentar una red de apoyo que les permita a los estudiantes compartir, identificar y comprender que lo que le pasa a cada uno, le puede estar pasando a muchos jóvenes más.
Para finalizar, Diego Wilson Morales, docente de Matemáticas el el colegio Santa Teresita de Chinchiná, indicó que “volver a la presencialidad fue la posibilidad de reencontrarnos con los procesos que nunca se detuvieron, pese a las dificultades de conectividad de algunos chicos, pero que al mismo tiempo nos llenaron de desafíos, como lo es el proyecto Corazón de Mango, en donde se busca fortaleces la oralidad de los chicos”.
Diego comenta que la virtualidad y las adversidades le mostraron que el arte es una posibilidad de transformar la vida de los estudiantes.
Una niña escribió una obra llamada Cinco días, basada en la realidad del encierro que vivían los estudiantes, síndrome de ansiedad. Con ella ganamos un premio a mejor actriz. “Es motivo de orgullo y satisfacción ver que aún en la actualidad podemos seguir ofreciendo oportunidades a nuestros chicos”.
Regreso
Encontramos que el volvernos a encontrar es un desafío. Volver al contacto físico y al campo escénico representa miedos. Con el regreso a las aulas hay temores y chicos más introvertidos, por eso buscamos ofrecer una formación integral en la que los estudiantes descubran y potencialicen una serie de habilidades que quizás ellos no sabían que tenían.
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