En agosto del 2017, el órgano de control le dio vía libre a esa decisión de la CAR y ordenó el pago de una multa de 460 millones de pesos; además, exigió la compensación ambiental del terreno que fue talado para levantar viviendas, según un artículo de esa época de El Tiempo.
A pesar de esto, Noticias Uno recibió las denuncias de vecinos por nuevas construcciones ilegales en los cerros orientales que afectan la reserva, ubicada en Bagazal (Chapinero), y constató que “aún avanza la deforestación, la construcción y el desvío de cuerpos de agua bajo vigilancia y protección de la Policía”.
El equipo periodístico también confirmó que antes había una valla de la Corporación Autónoma Regional (CAR) que delimitaba la reserva de los cerros, pero esta fue remplazada por otra con una licencia de urbanización que está en trámite.
Sin embargo, asegura el medio que “la valla no exhibe matricula inmobiliaria, ni chip catastral del predio”, y el número de expediente no se relaciona con el consecutivo de licencias en trámite de la Curaduría número 2.
El reportero subió hasta la reserva y verificó que recientemente hubo una tala. Allí, según relata, un vigilante le mostró un permiso, supuestamente otorgado por la CAR, para la tala de 7 árboles.
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Presuntamente, esa gestión fue autorizada por los riesgos que implica para los parqueaderos del Metropolitan Club, pero dice el periodista que los árboles derrumbados están lejos de ese sitio.
Cabe recordar que el alcalde Enrique Peñalosa, en 2016, junto con la CAR selló 5 obras de construcción de mansiones que calificó como “barrios ilegales de estrato 8”, pero que todavía siguen en la reserva forestal.
En esa época, los invasores instalaron una talanquera para prohibir el paso de ciudadanos a sus lujosas viviendas.
En esta ocasión, cuando el periodista visitó el lugar encontró policías y conos, los cuales fueron removidos por el trabajo periodístico. No obstante, a una deportista le negaron el paso pese a que es una vía pública, evidencia la noticia.
Otra cosa que llamó la atención del comunicador es que hay adoquines dentro del cerramiento de conos, al parecer, para comenzar las obras de construcción.
Las mansiones siguen ubicadas cerca o sobre la ronda de la quebrada Rosales, pese a que la norma establece que no se puede construir a menos de 30 metros de un cuerpo de agua.
Y aunque el Distrito ha sido claro con estas construcciones ilegales, la más afectada es la pequeña quebrada que sigue en su agónica lucha contra los urbanizadores que la deforestan y la desaparecen debajo de sus megaobras.
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